"Fácil", "asequible" y "sin sorpresas". Esta ha sido la percepción generalizada de la prueba de lengua catalana entre los estudiantes que se examinan este año de las Proves d'Accés a la Universitat (PAU) y que este viernes encaran el último día. Después de dos intensos cursos de bachillerato y un hartón de estudiar para la selectividad a lo largo de las últimas semanas, ya ven el final del túnel y casi ya pueden oler los calimochos que se tomarán esta noche y a lo largo del verano antes de empezar la universidad.

Este año, el texto de comprensión lectora del examen de catalán ha sido un artículo del arquitecto Josep Maria Boronat, activo políticamente y vinculado a Esquerra Republicana. Se trata de una columna de opinión que publicó en la revista Núvol en 2023 para abordar lo que llama "gentrificación verde", es decir, que las zonas verdes que se impulsan en las ciudades europeas están encareciendo los precios de la vivienda que las rodea y eso expulsa a los vecinos de toda la vida, como pasa, dice, en el barrio del Poblenou de Barcelona. Como es habitual, han tenido que contestar preguntas tipo texto para demostrar que han entendido el texto y encontrar en el escrito sinónimos a unas palabras indicadas. También han tenido que identificar a qué hacen referencia dentro del texto unos pronombres débiles y contestar "por qué la transición ecológica en las ciudades provoca desigualdades sociales".

Siguiendo con el tema planteado en el examen, después en la parte de expresión escrita han tenido que escribir una redacción de hasta 150 palabras sobre las consecuencias de la llegada masiva de turistas a la ciudad. Así, los alumnos consultados al salir de la prueba valoran que ha sido más fácil que el de castellano, al haber sido un poco más acotada temática de la que tenían que hablar, mientras que en la prueba de lengua castellana tuvieron que improvisar un texto expositivo sobre "el concepto de la incertidumbre".

Con respecto al apartado de literatura, los alumnos de Catalunya que han hecho las PAU han tenido que analizar un poema que, dicen, han trabajado mucho en clase: Desolació, del mallorquín Joan Alcover. Han tenido que explicar qué expresa, qué tipos de versos lo componen, qué estrofa utiliza el polisíndeton y encontrar un hipérbaton. También, como novedad de este año, han tenido que contestar unas preguntas de "verdadero o falso" sobre conocimientos generales de literatura, como si el haiku es de origen turco, si el endecasílabo tiene diez sílabas o si el tópico locus amoenus quiere decir "lugar ameno". A su vez, diferenciar entre Renacimiento y Renaixença; y entre una "auca" y una "corranda". También sobre qué es el panegírico, cosa que una profesora de catalán del instituto Eugeni d'Ors de l'Hospitalet consultada por El Nacional a pie de aula ha visto más difícil, si bien cree que en general la prueba ha sido muy asequible.

La parte de reflexión lingüística y gramática la han visto bastante fácil los varios estudiantes consultados por este diario. Han tenido que identificar tipos de complementos en varias oraciones extraídas del texto del arquitecto y completar espacios vacíos con las habituales preguntas de escoger la forma correcta ("sinó" o "si no", "perquè o "per què"), derivar palabras (por ejemplo, convertir cruel en crueldad para que la oración tenga sentido) o subrayar el sonido africado prepalatal sordo en un breve texto. También han tenido que identificar a qué variante dialectal (rosellonés, alguerés, central, balear, valenciano, etc.) pertenecía el catalán utilizado en una oración.

"Mucho más fácil que el de castellano"

Álvaro, estudiante del instituto Padre Damián de Barcelona, explica que a pesar de estar ya cansado por ser el último día después de muchos otros exámenes, le ha ido bien porque a lo largo del curso ha trabajado con exámenes de prueba más difíciles. Inés, compañera del mismo instituto, sentencia rápido: "Ha ido muy bien, no se han pasado nada", y destaca que el poema de Joan Alcover lo han visto mucho en clase. Clàudia, de un instituto de Santa Coloma, también lo ha visto "mucho más asequible de lo que esperaba". Àlex, del mismo instituto, admite que el de catalán era el examen que menos se había preparado, pero celebra que lo que ha salido era "muy fácil" y que, además, ha tenido suerte porque se ha mirado minutos antes de entrar al aula una cosa que ha salido. "Mucho más fácil que el de castellano", sentencia también Helena, del instituto Santa Isabel de Barcelona.