Hace una semana que un equipo de conservadores y restauradores patrimoniales empezaron a estudiar los huesos de los condes de Urgell a la iglesia del monasterio de Santa Maria de Bellpuig de les Avellanes, situada en Os de Balaguer (Noguera). Después de un primer estudio antropológico, este martes han podido explicar todo lo que nos revelan (hasta el momento) los osarios de los condes de Urgell.

Por una parte, el estudio antropológico de los restos encaja con la posibilidad que fueran las del conde Ermengol X, sus padres Àlvar y Cecília de Foix, y su hermano Àlvar II, vizconde de Àger (siglo XIII), tal como ya se pensaba antes. Algunos indicios que se tenían a partir de la documentación historia y que ahora se han confirmado es que se han encontrado los esqueletos de una mujer y de tres hombres: en tres de los esqueletos se ha podido determinar que perdieron la vida entre los 30 y los 40 años, mientras que en el último sería entre los 55 y los 65 por una enfermedad pulmonar.

Los esqueletos, en buen estado

Núria Armentano, investigadora del Museu d'Arqueologia de Catalunya, ha explicado que los restos localizados en los dos osarios estaban mezclados y que, por lo tanto, una de las primeras tareas ha sido la de separarlas por individuos. Para hacerlo, se han tenido en cuenta elementos como la robustez de los huesos, el color, la textura, el tamaño o la porosidad. El índice de preservación de los esqueletos superaba el 85%, aunque el cuerpo femenino sería el que se ha visto más afectado por precipitaciones de sales minerales.

La antropóloga también ha detallado que se han encontrado restos de madera y cinc, con que podrían corresponder a la primera caja donde se guardaron los restos una vez se vendieron los sepulcros originales que las contenían. También se han localizado piedras de tamaño pequeño, tiza, pequeños fragmentos de textil, sedimentos y huesos de fauna. Finalmente, habría algunos pequeños restos esqueléticos de otras personas, que podrían estar relacionadas con su traslado.

A la espera de nuevas analíticas

Con respecto a los huesos que corresponderían al conde Ermengol X, Armentano ha señalado que se han detectado porosidades en los extremos de las extremidades, cosa que podría ser compatible con una enfermedad pulmonar —según la documentación, la causa de su muerte estaba vinculada a una tuberculosis—. Sobre el esqueleto de Àlvar II, ha indicado que los huesos tienen unas incisiones que corresponderían a "maniobras de descarnadura y desarticulación de un cuerpo". Al respecto, ha añadido que varias fuentes escritas recogen como estas prácticas se hacían cuando un caballero o un soldado moría lejos de casa —como sería el caso del vizconde de Àger (que perdió la vida en Sicília)—, con la voluntad de poder devolver los huesos.

En el estudio también se ha constatado que los esqueletos de los hombres miden más de 180 centímetros, un elemento que tiene un fuerte componente genético que los podría emparentar. Además, la investigadora ha atribuido este hecho a una buena alimentación, hecho que da más pistas de cara a corroborar que los restos corresponderían a los condes. Finalmente, ha concluido que las "evidencias" que relacionan los restos con los conocimientos históricos de los condes de Urgell harán avanzar el estudio con nuevas analíticas. Una de estas será de datación radiocarbónica, con el fin de situarlas cronológicamente. Después, se profundizará en la cuestión patológica y se harán pruebas genéticas para determinar el parentesco entre los diversos cuerpos. También se analizarán los pequeños fragmentos de tejido textil y se harán análisis de isótopos para conocer cuál era su alimentación.

 

Por otra parte, la directora del Museo de la Noguera, Carme Alòs, ha dicho que el equipo que ha participado en el estudio "está absolutamente exultante" y que los resultados de este primer análisis abren las puertas a nuevas investigaciones. De la misma manera, ha detallado que el hallazgo implica empezar otras líneas de investigación sobre la historia de la Corona de Aragón y ha destacado que es la primera vez que se observan "según qué trazas en un esqueleto". Finalmente, ha agradecido la colaboración de todas las instituciones implicadas en el proyecto.

El director del monasterio de les Avellanes, Robert Porta, ha asegurado que tenía una "esperanza elevada" en que el estudio antropológico contribuiría a certificar aquello que ya se sabía de estos restos mediante la documentación. En este sentido, ha dicho que el movimiento de los huesos "está muy bien trazado", sobre todo entre los años 1906 y 1967. Sin embargo, ha reconocido que los resultados superan sus "expectativas", teniendo en cuenta su concreción y claridad. Puerta ha recordado que el estudio de los restos forma parte del proyecto de reproducción del conjunto sepulcral de los condes de Urgell a la iglesia del monasterio, que se empezó a gestar en el 2016 después de haber intentado recuperar los originales —actualmente, en el museo The Cloisters de Nova York—. Todo ello, para dignificar el patrimonio y corregir el "maltrato" que sufrieron elementos como los sepulcros en el pasado, que fueron "poco valorados".