La catalana Cristina Espinach y el creador de contenido Rubén García han conseguido reunir en menos de un mes más de 1.290.000 firmas para pedir que se frene el sacrificio de los cachorros de beagle que se utilizarán para probar un nuevo fármaco por tratar la fibrosis hepática y la mielofibrosis. Espinach y García tienen previsto entregar mañana las firmas recogidas -hasta hoy suman 1.290.550- en el Parque Científico de Barcelona, donde se sitúa la empresa que lidera un proyecto del Ministerio de Ciencia e Innovación para desarrollar el nuevo fármaco, que, por protocolo científico, tiene que probar en perros.

El proyecto incluye utilizar 38 perros de la raza beagle para el ensayo, todavía que la Universidad de Barcelona (UB), propietaria del Parque Científico, ya ha anunciado que los seis primeros que se usarán serán dados en adopción después, aunque ha reconocido que más adelante tendrán que sacrificar 32 de ellos en los laboratorios de Vivotecnia en Madrid para poder hacerles una necropsia. "Ya se han visto los frutos de lo que estamos consiguiendo: la UB ha confirmado que pedirán a Vivotecnia que dé en adopción 6 de los 38 cachorros. No es una mala noticia para estos 6 animales que por fin tendrán una vida digna, pero no es suficiente", han opinado los impulsores de la campaña de recogida de firmas.

"Incluso la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, envió una carta a la Generalitat pidiendo que se evite el sacrificio de estos cachorros", ha recordado García, quien ha subrayado que "hace unos meses vimos escenas de una crueldad extrema en los laboratorios de Vivotecnia y ahora nos enfrentamos a un momento clave para acabar con este innecesario e injusto maltrato". A través de su campaña de recogida de firmas en la plataforma Change.org, solicitan que se liberen los perros y les den en adopción "para evitar esta barbaridad".

El efecto de la presión ciudadana

"Su sacrificio estaba previsto para el día 24 de enero, pero gracias a la presión ciudadana, las movilizaciones y a estas y más firmas, el Parque Científico de la UB ha confirmado que no se estaba haciendo y está previsto hacerlo en marzo en Madrid", ha señalado Espinach. "Por eso estamos a tiempo de que se salven los cachorros, que este experimento no se haga y liberen los cachorros. La presión ciudadana está diciendo bien alto que no estamos a favor de estos experimentos", ha añadido.

"Pedimos que los cachorros se den en adopción, y asociaciones y yo misma podemos encargarnos de buscarles familias donde empezar una nueva vida", ha ofrecido Espinach. Ante la polémica generada, la Universidad de Barcelona informó el día 2 pasado de que, según la normativa europea, antes de probar el tratamiento en humanos es obligatorio hacer el estudio de toxicidad en dos especies de mamíferos, y es imperativo que una de las dos no sea una especie roedora. Por eso es necesario hacer el tratamiento con algún otro tipo de animal —en este caso, perros beagle—, para saber si posteriormente podría probarse en humanos. El Parque Científico no dispone de estabulario para este tipo de experimentación y por eso sacó a concurso esta parte del estudio, en la cual la empresa Vivotecnia de Madrid fue la adjudicataria.

El proyecto se desarrollará en la sede de Vivotecnia en Madrid el próximo mes de marzo y en una primera parte del estudio el fármaco se administrará a seis perros, que la UB se ha comprometido a dar en adopción cuando finalice el estudio. No obstante, reconocen que en la segunda parte del estudio "habrá que realizar de manera imperativa un estudio de los tejidos de 32 perros mediante autopsia". "Actualmente no se conoce ningún método alternativo al uso de estos animales que pueda sustituir la metodología de este tipo de investigación", han remarcado los científicos del parque y de la universidad, que recuerdan que la Confederación de Sociedades Científicas de España ha reconocido que el uso de los animales es "una práctica necesaria para avanzar en el estudio de tratamientos, técnicas quirúrgicas o vacunas."