Este lunes alrededor de las 12:30 del mediodía la red eléctrica de toda la península Ibérica colapsó y dejó sin luz a prácticamente a toda España (a excepción de las islas, Ceuta y Melilla) y Portugal, por causas todavía indeterminadas —se investigan y valoran los posibles motivos, desde un error humano, a un fallo de un conjunto de placas solares en el sud-oeste peninsular o un ciberataque—. Durante más de seis horas, mientras el servicio se recuperaba paulatinamente, buena parte del país volvió por un momento a una época sin teléfonos móviles, quienes tienen vitrocerámica se vieron obligados a improvisar y muchos desempolvaron o corrieron a comprar transistores de radio a pilas y velas. Sin embargo, hubo pequeños pueblos que, como la aldea gala de Astérix y Obélix, aguantaron con luz gracias a generadores o instalaciones autónomas de funcionamiento “en isla”

Es el caso de Oseja de Sajambre, un pequeño pueblo de doscientos habitantes en la provincia de León que tuvo energía eléctrica durante casi todo el día, mientras toda la red a su alrededor colapsaba. La luz tan solo se fue durante media hora al principio del apagón en esta localidad bucólica situada en pleno corazón de los Picos de Europa leoneses, en un verde paraje natural. Y es que precisamente su ubicación remota ha sido su principal baja: después de largos inviernos aislados por temporales y mantos de nieve de un metro, se construyó en la vecina Pío de Sajambre una pequeña central hidroeléctrica que funciona mediante un sistema “en isla”, aislado del resto de la red, que se activa cuando se interrumpe el suministro de la red general. Así, este valle cuenta con un sistema de generación eléctrica independiente que le ha permitido mantener una cierta normalidad, ver la televisión y hacer la comida, mientras el resto del país estaba a oscuras (si bien no tenían fibra óptica ni línea de teléfono). Así lo ha relatado a EFE este martes una vecina del municipio, Nieves Moral, dueña durante años de un supermercado local y ahora jubilada.

Generadores y sistemas de almacenamiento en el mundo rural

No es el único caso similar. En Pozo-Lorente, una localidad cercana a Albacete de tan solo 386 habitantes, el apagón apenas duró unos minutos, tal como recoge la cadena Cope. Cuentan con un generador de 500 kilovatios y, con solo un aviso de la alcaldesa a la compañía eléctrica, se hizo la luz mientras el resto del país seguía a oscuras. Otro ejemplo se dio en el pueblo cántabro de San Vicente de Monte, que desde 2020 cuenta con un sistema de almacenamiento de energía mediante baterías de litio, que permiten hacer uso de unos 232 kW/h, tal como recoge este miércoles El Periódico. Aquí se enteraron de lo que estaba ocurriendo por televisión, puesto que apenas se les fue la luz unos segundos. El sistema se instaló por los habituales cortes de suministro en este pequeño municipio rural, situado también en medio de un valle. Dado la época del año y el buen tiempo, no se produjo un consumo elevado en las casas y las baterías dieron de sí durante todo el apagón.