La Navidad puede ser perjudicial para las parejas. Esto es lo que se traduce de los datos sobre rupturas matrimoniales. Por una parte, el portal Information Is Beautiful destaca que el 11 de diciembre, unas semanas antes de empezar la Navidad, es el día más probable para que se rompa una relación. Para determinar esta fecha, desde la web han analizado la información que aportan los 2.271 millones de usuarios activos que Facebook tiene en el mundo cuando actualizan la pestaña que indica Situación sentimental. Y, de la otra, los datos del Servicio de Estadística del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) confirman que en el primer trimestre del año, después de las fiestas, en el Estado español aumentan las demandas de disolución matrimonial. Así, de las 111.704 separaciones y divorcios que se produjeron en el 2018, un 26% (29.108) tuvo lugar de enero a marzo. El primer lunes hábil de enero es el más crítico y, de hecho, los abogados del Reino Unido dicen Día D (Día del Divorcio).

¿Qué efectos nocivos tienen estos días para las relaciones sentimentales? En primer lugar, Francesc Núñez, sociólogo y director del máster de Humanidades: Arte, Literatura y Cultura Contemporáneas de la UOC, explica que, si el 11 de diciembre es el día más crítico para las parejas, puede ser porque es el momento en que se comunica o se decide romper, más que no el día que la ruptura se hace efectiva. "Hace falta tener en cuenta que una cosa es cuando se produce la ruptura (que muchas veces es más un proceso que un momento puntual) y otra es cuando se hace pública o se hace oficialmente la petición de separación o divorcio". ¿En cualquier caso, por qué tantas personas rompen su relación o comunican su ruptura sentimental justo antes o inmediatamente después de Navidad?

Malas fechas tanto para las relaciones nuevas como para las más duraderas

"Así como en la rutina es más sencillo dejarse llevar por la inercia, en los periodos de vacaciones, y especialmente en Navidad, las parejas saben que tienen que afrontar un periodo intenso de vida familiar y, por lo tanto, es el momento en que precipitan la decisión", explica Adrián Montesano, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC y experto en terapia familiar y de pareja.

"Por ejemplo —continúa Montesano-, alguien insatisfecho en una relación que no hace mucho que dura puede pensar: 'No quiero que él o ella se vincule más con mi familia, si en realidad la relación no tiene futuro'. Así, en estas relaciones menos estables o con un nivel de compromiso menor, las razones para romper pueden ser tan inconsistentes como: 'Vuelvo a mi ciudad natal quince días y no me apetece estar pendiente del teléfono' o 'Me reencontraré con...', y cualquier viento que sople puede precipitar la ruptura".

Según la estadística de nulidades, separaciones y divorcios (ENSD) correspondiente al 2018 y difundida por el Instituto Nacional de Estadística (INE), los matrimonios disueltos por divorcio tuvieron una duración media de 16,6 años, mientras que la de los matrimonios separados fue de 22,8 años. En estos casos de relaciones más largas, a la hora de tomar la decisión de separarse en unas fechas tan señaladas como son las previas a la Navidad "puede pesar más el hecho de evitar un esfuerzo familiar desmesurado o el peso simbólico que tiene la perspectiva de la Navidad separados para ayudar en el procés de desvinculación", añade el profesor de psicología de la UOC.

Francesc Núñez coincide. "Puede ser que aprovechen la Navidad para comunicar una ruptura (retenida en su versión pública) que ya hace tiempo que se va cocinando, y así se ahorran pasar por las situaciones familiares con una relación que ya está rota o muy deteriorada. Se ahorran, pues, un buen quebradero de cabeza, para decirlo lisa y llanamente. La Navidad te fuerza, te obliga a vivirlo como un periodo familiar de proximidad emocional a los tuyos, y este ambiente familiar y amoroso hace que todavía pueda resultar más difícil mantener una relación de pareja que hace tiempo que está deteriorada".

"Si de aquí a Navidad la cosa no ha cambiado..."

"Pasar las vacaciones en familia, con los padres, con los hijos y, claro está, con la pareja, si la tienes, es una tradición, un 'dado por hecho' de nuestras sociedades, en las que se celebra la Navidad", expone Núñez. Pero estas fechas también son para muchas personas un periodo de reflexión después del cual el sociólogo señala otro posible desencadenante de rupturas.

"Muchas personas aprovechan el nuevo año (o un periodo señalado) para hacer buenos propósitos. No me resulta verosímil que pueda ser muy general, pero puede haber algún caso que decida empezar el año con una nueva vida en que ya no hay luga para una relación deteriorada. Digamos que el buen propósito e imaginar y empezar a sentir todo lo que eso puede comportar de bueno pueden dar valor, ánimos e impulso para llevar a la práctica una situación (separarse de la pareja) que ya hace tiempo que se piensa".

Adrián Montesano, como experto en terapia familiar y de pareja, confirma el planteamiento de Núñez. Puede influir que la Navidad signifique un periodo de revisión personal y por lo tanto incite a la toma de decisiones de este tipo. La experiencia clínica nos enseña que cuando una pareja está pasando por una etapa crítica, es habitual que el miembro más insatisfecho establezca deadlines del tipo: 'Si de aquí a Navidad la cosa no ha cambiado...'".

Históricamente, los divorcios y las separaciones consensuados han sido más comunes que los no consensuados. El 2018, por ejemplo, 65.636 rupturas fueron de común acuerdo, en comparación con las 46.068 que no llegaron a un convenio, según la estadística del CGPJ.

Con acuerdo o no, antes de llegar a la separación, "a las parejas y familias que estén pasando por algún tipo de malestar relacional, les aconsejo, principalmente, que soliciten ayuda profesional y que no tarden mucho", recomienda Adrián Montesano. "Las posibilidades de unión o separación sin sufrimiento ni más consecuencias disminuyen como menos se tarda en afrontar la situación con ayuda profesional o sin. Dicho de otra manera, cuanto antes mejor. Eso sí, desde el máster de Terapia Sexual y de Pareja de la Universidad de Barcelona y desde el máster de Psicología Infantil y Juvenil: Técnicas y Estrategias de Intervención de la UOC sabemos perfectamente que hay que buscar a un profesional bien formado".

¿Y en caso de que la separación llegue en unas fechas tan señaladas como la Navidad, como se tendría que afrontar? "Desgraciadamente, no estamos preparados para las pérdidas. Somos una sociedad educada en el aferramiento. Pero las rupturas de pareja, cuando tocan, son muy saludables", afirma Montesano y explica el porqué. "Es importante que seamos conscientes del hecho de que el estrés relacional es uno de los factores que tiene más incidencia en el bienestar psicológico de las personas. Así, los miembros de una pareja con un nivel de conflicto alto o con un grado alto de desvinculación emocional están expuestos a niveles de estrés equiparables a haber sufrido un trauma y que pueden desembocar en importantes problemas de salud tanto físicos como psicológicos. Así pues, una ruptura a tiempo es siempre una victoria para la familia, incluidos los hijos, si los hay".

En cualquier caso, "si le ha representado un shock, que busque el apoyo de los suyos. Si le ha representado una alegría, que lo celebre. Si le ha representado las dos cosas, pues que lo celebre en compañía de los suyos", concluye el profesor de la UOC.