El Mediterráneo es la zona del planeta que se calienta a un ritmo más rápido, de acuerdo con las proyecciones con las que trabaja el Barcelona Supercomputing Center (BSC) en el marco de la publicación esta semana del informe Lancet Countdown on Health and Climate Change — que revela la amenaza a la salud tanto en Catalunya como en el resto de países mediterráneos que supone la dependencia global en los combustibles fósiles. El director de ciencias de la tierra del BSC-CNS, Francisco Doblas-Reyes, destaca que el problema del Mediterráneo es especialmente delicado porque "se calienta de forma más rápida que el resto del mundo y es el punto caliente del cambio climático".

💧 Los municipios con restricciones de agua por la sequía en Catalunya | MAPA

Las proyecciones hasta el 2100 alertan de que las temperaturas tanto en el estado español como en el Mediterráneo podrían subir 2 grados y, en el peor de los casos, hasta 8 grados. Son cifras "especialmente preocupantes por la presión hídrica en esta área", subraya Doblas-Reyes. Es por eso que el Mediterráneo es una de las áreas del planeta que más sufrirá unos efectos de la crisis climática que ya son visibles, con uno de los octubres más cálidos de la historia. Y es que las olas de calor y las otras temperaturas serán cada vez más frecuentes, cosa que impactará gravemente en la salud de las personas en Catalunya. También por toda España, que es el país europeo con más esperanza de vida y con una población muy envejecida.

La crisis climática y los riesgos para la salud

El mencionado informe Lancet Countdown es el resultado de la colaboración de 120 expertos que analizan la progresión del cambio climático y el impacto en la salud, con el foco sobre Europa. La cosa es que los países europeos están expuestos aumentos alarmantes de los riesgos para la salud, mediante una mayor exposición a fenómenos meteorológicos y climáticos extremos: mayor riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas, enfermedades relacionadas con el calor y muertes por exposición a la contaminación del aire.

El informe revela que la exposición a olas de calor entre la primera y la segunda década del siglo XXI (2000-2009, enfrente del 2010-2019) aumentó un 57% por término medio, con incrementos en algunas zonas de más del 250%. En consecuencia, la mortalidad relacionada con el calor ha aumentado en quince defunciones anuales por millón de habitantes por década entre el 2000-2020. Y otro problema es el agua: el 55% de las regiones europeas se han enfrentado a sequías estivales extremas o excepcionales entre los años 2011 y 2020. Sequías, inundaciones y otros fenómenos extremos causaron pérdidas récords en el 2021, por un importe de casi 48.000 millones de euros. Finalmente, la subida de las temperaturas facilita la transmisión de enfermedades infecciosas que el siglo pasado tenían poca presencia en latitudes europeas. La idoneidad climática para la transmisión del dengue aumentó un 30% en la última década con respecto a los años 50, mientras que el riesgo ambiental de brotes del virus del Nilo Occidental creció un 149% en el sur de Europa entre 1986 y el 2020, si se compara con el periodo 1951-1986.