Cuando estalló la crisis del 2008, muchos de los consumidores del Estado dejaron de llenar sus carros con productos de primeras marcas, más populares y supuestamente de más calidad, y los cambiaron por los alimentos de marcas blancas, que costaban mucho menos dinero a unos bolsillos que intentaban cuadrar cuentas. Este tipo de consumo ha vuelto a los hogares españoles en un contexto muy complicado, marcado por una espiral inflacionista que no parece que tenga que detenerse en los próximos meses y que ha hecho aumentar de manera muy notable el precio de la cesta de la compra. Estas marcas nos recuerdan la época de crisis y con las malas perspectivas delante de un otoño que se prevé complicado, hemos vuelto a recurrir.

Cada supermercado acostumbra a tener su propia marca blanca, fabricada por ellos mismos y que casi siempre son más baratas que las primeras marcas, aunque estas también hayan subido de precio. Según recoge el diario El Mundo, durante el mes de junio las ventas crecieron un 2% y las marcas blancas representaban un 41% de las ventas de gran consumo (alimentación, bebidas, droguería y perfumería). Así, 4 de cada 10 productos que ponemos en el carro son de marca blanca o del distribuidor, según datos de la consultora Nielsen.

La marca blanca, protagonista de las compras de alimentos

Especialmente, sin embargo, el consumo de marcas blancas crece en los productos de alimentación: ya suponen la mitad de la compra (49,4% contra el 50,6% de las marcas del fabricante). Así, el gasto en estas marcas ha crecido ya un 17,1%, mientras que las identificadas como más "caras", solamente crecen un 8%. Esta diferencia se puede ir ensanchando en los próximos meses si la crisis se agrava.

Todo esto recuerda a lo que se vivió ya hace 14 años, con el estallido de la gran crisis del 2008. Un año después, en el 2009, cuando estas eran prácticamente desconocidas y la gran mayoría de la población tenía tendencia a comprar "primeras marcas", suponían un 33,7% de las compras. En solo un año, ya llegaban al 40% y el 2013, ya al 43%. Desde entonces, el hábito de comprar marcas blancas como medida de ahorro en los hogares se ha mantenido en el tiempo.

Crecimiento del consumo

Durante la pandemia y especialmente por el confinamiento, hubo un gran crecimiento del consumo en los supermercados. Si antes se salía los viernes a cenar a fuera, durante la pandemia eso se convirtió prácticamente una misión imposible y la población optó por ir a comprar comida a tiendas y hacerse la cena en casa. Ahora, sin embargo, con la vuelta a la normalidad eso se ha reducido y con la crisis se espera que desaparezcan las compras compulsivas en los súpers, ya que estas serán mucho más racionales y controladas.