Una cincuentena de excursionistas y clientes fieles del restaurante de la Mola han subido este sábado la cima para disfrutar por última vez de la comida, apoyar a la familia Bernardí —propietaria del local—, y protestar contra el cierre forzoso del negocio, que se hará efectivo este domingo después de que la Diputació de Barcelona no haya renovado la concesión. "La Mola es de todos y todas, no al cierre del restaurante", decía la pancarta que han desplegado los concentrados en las puertas del local, entre gritos de "queremos desayunar" y "Gomar dimisión", en referencia al presidente delegado del Área de Espacios Naturales e Infraestructura de la Diputació, el socialista Xesco Gomar.
El motivo para no renovar la concesión en la Mola es la puesta en marcha de un plan de preservación del entorno de la montaña, que forma parte del parque natural de Sant Llorenç del Munt i l'Obac. Se trata de unos trabajos que contarán con una inversión de 2,6 millones de euros y que se alargarán hasta el año 2027. A pesar de hacer imposible la actividad del restaurante, sí que permitirán que los excursionistas sigan accediendo en el espacio natural.
Los propietarios del restaurante de la Mola: "Es como si nos desahuciaran"
La jornada ha estado especialmente emotiva para los propietarios del restaurante, que se ven obligados a cerrar las puertas después de 58 años de servicio. Joan Bernardí ha reconocido estar "triste y decepcionado" por la decisión tomada por la Diputació de Barcelona de cerrar el establecimiento para frenar la degradación del monasterio y de su entorno. Su hijo Ferran, entre lágrimas, ha reconocido que son momentos duros para la familia porque es como si los echaran de casa. Con todo, ha agradecido "el calor y el cariño" de la "gente de toda la vida" que este sábado les ha ido a acompañar. "Estos 58 años que hemos estado aquí, han valido la pena solo por esto", ha dicho. Padre e hijo han lamentado que se les haya "culpabilizado" de contribuir a la degradación del espacio y han asegurado que, con restaurante o sin, seguirá siendo un sitio muy visitado.
Los excursionistas cargan contra la Diputació
Los excursionistas que han subido a la Mola para protestar contra el cierre han discrepado de las razones y las formas de la Diputació de Barcelona. "Vemos bien que se hagan obras y se preserve el entorno, pero las formas no han sido las correctas", ha apuntado Rosa Alsina, que explica que hace 50 años que visita la cumbre. Ha sugerido que podrían haber dado más margen de tiempo a los propietarios, o bien empezar a hacer las obras en una parte del monasterio y al mismo tiempo permitir que continuara la actividad gastronómica en el restaurante durante un tiempo.
Otro cliente, Toni Pérez, ha criticado que las razones dadas por la Diputació para justificar el cierre "no se aguantan por ningún sitio" y que demuestran que quien ha tomado la decisión "no conoce la Mola". Finalmente, Orland Pons ha insistido en que el negocio no es el culpable de la degradación de la cima y ha reprochado a la Diputació que "no hayan hecho hasta ahora nada de lo que han anunciado". Los excursionistas han dejado claro que seguirán subiendo a la Mola como hasta ahora, pero han reconocido que sin el restaurante "no será lo mismo".