El ala más españolista y conservadora de la Iglesia católica vive con cierto desconcierto el cónclave que empieza este miércoles en el Vaticano. El proceso para escoger al nuevo papa de Roma de entre los 133 cardenales, de 71 países diferentes, cuenta con los votos de un catalán y cinco españoles, después de que se confirmara la baja de Antonio Cañizares por problemas de salud. La ausencia de Cañizares sumada a la del arzobispo emérito de Madrid, Antonio María Rouco Varela, ha dejado al conservadurismo español sin apoyo dentro de la Santa Sede.

No es coincidencia. El mandato del Francisco en el Vaticano ha provocado un cierto giro progresista en la Iglesia en todo el mundo. De los 135 cardenales papables (dos no asisten por problemas de salud), 108 han sido nombrados por Francisco. El resto por Benedicto XVI o Juan Pablo II. De hecho, los tres cardenales de la Conferencia Episcopal Española que asistirán al cónclave son el arzobispo de Barcelona, Joan Josep Omella; el arzobispo de Madrid, José Cobo; y el arzobispo emérito de Madrid, Carlos Osoro. Los tres nombrados por Francisco.

En cambio, Antonio Cañizares, fue designado por Benedicto XVI y Rouco Varela por Juan Pablo II. Los dos participaron en el último cónclave en el Vaticano, en el 2013. Tanto Cañizares como Rouco Varela son dos reconocidos cardenales del ala más conservadora de la Iglesia y se han declarado en más de una ocasión contra el derecho a decidir de Catalunya.

Rouco Varela: el cardenal de confianza de las élites ultras

Durante su etapa como arzobispo de Madrid (1984-2014), Rouco Varela, con el beneplácito primero de Juan Pablo II y después de Benedicto XVI, estrechó lazos con varios movimientos ultraconservadores como el Opus Dei, los Legionarios de Cristo, Comunión y Liberación o los Kikos, y permitió que camparan a sus anchas dentro de la Conferencia Episcopal Española. Así, desde el Palau Arzobispal de Madrid, Rouco Varela se sirvió de las élites políticas y económicas más conservadoras durante treinta años para liderar la oposición religiosa contra los gobiernos socialistas de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. Bien que lo sabía el arzobispo emérito de Madrid, que la buena relación con estos movimientos le suponían financiación, contactos empresariales y a las universidades privadas y un ejército de fanáticos contrarios al aborto y a los matrimonios del mismo sexo.

También es conocido por su discurso españolista. En una entrevista en el 2017 en el diario El Mundo Rouco Varela afirmó que "el independentismo no se concilia con la conciencia católica". El obispo emérito de Madrid apelaba a la unidad del Estado a causa de la historia cultural y política de España para argumentar que ninguno de los pueblos del estado español se podrían entender sin ella. Sobre la posibilidad de independencia en Catalunya, Rouco Varela, decía que "no puede ser que una parte de los ciudadanos, de una parte de un estado legítimamente constituido, quiera romper unilateralmente la unidad de la comunidad política." En esta línea, el cardenal afirmaba que "no lo tienen que hacer si viven cristianamente", porque "no puedes decir que te marchas, que rompes unilateralmente con España porque estás rompiendo uno bien muy decisivo para ti y para los otros".

El cardenal Rouco Varela
El cardenal Rouco Varela

Antonio Cañizares: españolismo, homofobia y xenofobia

El arzobispo emérito de València también cuenta con una larga trayectoria dentro de la Iglesia católica. Cañizares fue obispo de Ávila de 1992 en 1996, arzobispo de Granada de 1996 en el 2002, arzobispo de Toledo del 2002 en el 2008 y arzobispo de València del 20014 en el 2022. También ha sido vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española en dos etapas (2005-2008 y 2017-2020). Es innegable la influencia que ha tenido en todos estos años Cañizares en la Iglesia de la geografía española, lo cual lo ha aprovechado como un potente altavoz de la doctrina de la fe católica más conservadora.

Firme defensor de los valores eclesiásticos y de la familia tradicional, alertaba, ya estuviera en homilías o conferencias, de los peligros sociales que, según él, comporta la ideología de género, los nacionalismos, los refugiados o lo que, en alguna ocasión, ha llamado "el imperio gay". Este talante le ha valido numerosas polémicas y denuncias para incitar al odio. En octubre 2015, en una conferencia, se refirió a la llegada de refugiados como una "invasión de inmigrantes" y "el caballo de Troya de las sociedades europeas".

Políticamente, no escondió nunca sus preferencias. En noviembre de 2016 presidió la misa en memoria de la exalcaldesa de València, Rita Barberà (PP), con quien tuvo muy buena relación desde su llegada a la capital del Túria. Al contrario que con los partidos de izquierda, de quien dijo que "tiende al olvido de Dios, al secularismo y al laicismo", en una entrevista en Las Provincias, en el 2021. De la misma manera, también han sido habituales sus comentarios en defensa de la unidad de España. En una entrevista en La Razón, en el 2017, reconocía que "los obispos tendríamos que haber sido más claros ante el soberanismo" para evitar, así, la "división" entre familias y la "incitación al odio". En la misma entrevista, Cañizares no dudó ni un segundo al afirmar de que no se puede ser independentista y bueno católico a la vez.

El cardenal Antonio Cañizares / FOTO: Europa Press
El cardenal Antonio Cañizares / FOTO: Europa Press

Relevo más progresista en el cónclave

El relevo de Cañizares y Rouco Varela en el cónclave, lo toman José Cobo, Joan Josep Omella y Carlos Osoro, con otro talante. Este último, precisamente, sustituyó en Rouco Varela en el arzobispado de Madrid en el 2014. Nombrado por el papa Francisco y de un perfil más aperturista, el paso de Ososro por la capital española destacó por su carácter dialogante y alejado de los extremismos, no como su predecesor. Definido como una persona de trato próximo, carismático y humilde, defiende una Iglesia "sin cristianos de salón" y que "asuma los problemas reales que tiene el mundo".

En el 2023, otro cambio al frente del arzobispado de Madrid tampoco gustó en el ala conservadora de la Iglesia. El papa Francisco designaba como nuevo arzobispo, en sustitución de Osoro (quién acababa de cumplir 78 años), a José Cobo. Un hombre alejado de la imagen ultraconservadora que, a pesar de los cambios, todavía domina la mayor parte del episcopado español. De hecho, la española es una de las iglesias que menos ha trabajado por la apertura en materia de divorcios, sexualidad o el papel de la mujer. De Cobo, de 59 años, se ha destacado su sensibilidad hacia las minorías, los inmigrantes y su atención en las periferias. Sus críticos, en cambio, lo acusaron recientemente de formar parte del plan del Gobierno para resignificar el Valle de los Caídos (ahora Valle de Cuelgamuros), al ser él el interlocutor entre el Ejecutivo y la Iglesia. Cobo tiró pelotas fuera, diciendo que "eso es cosa del gobierno".

El otro de los cardenales de la Conferencia Episcopal Española es el arzobispo de Barcelona, Joan Josep Omella, quien ha asegurado en una carta dirigida a los fieles de Catalunya que "el debate no es entre progresistas y conservadores, sino que el objetivo es ser profundamente fieles al Evangelio". A pesar de tener un discurso más moderado, también cree que "la Iglesia no puede dejar de poner en el centro a las personas más vulnerables, las que sufren, los considerados menos importantes y a los pecadores."

La lista de españoles la completan Ángel Fernández Artime, quien fue rector mayor de los Salesianos y, actualmente, es el proprefecto del dicasterio para el Instituto de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica; el arzobispo de Rabat, Cristóbal López; y el obispo de Córcega, Francisco Javier Bustillo, los dos nacidos en el Estado español.

Cardenales Joan Josep Omella y Carlos Osoro, Vatica / FOTO: Europa Press
Cardenales Joan Josep Omella y Carlos Osoro, Vatica / FOTO: Europa Press

La estrategia conservadora

A primera vista, el mapa de los 133 cardenales que participan en el cónclave no augura un buen presagio para las opciones más tradicionales de la Iglesia católica. La mayoría de los cardenales papables fueron nombrados durante el mandato de Francisco, es decir, que a priori cuentan con un talante más bien progresista. Eso, sumado a la falta de un referente fuerte por los conservadores hace que se compliquen las opciones que el Vaticano haga un giro ideológico contrario a lo que estableció el pontífice argentino.

Así, el ala conservadora ya ha sacado la calculadora. La gran esperanza ultra es el arzobispo de Budapest, Péter Erdő. El húngaro es un firme contrario al aborto, se opone al celibato opcional para los sacerdotes y está en contra de la aceptación de las uniones homosexuales, a la vez que defiende los valores de la Europa cristiana. Además, mantiene una buena relación con el gobierno antiinmigración de Viktor Orbán. Sin embargo, viendo las dificultades en aglutinar una mayoría, podrían estar pensando en sumar esfuerzos para coronar a un candidato con suficiente consenso. En este sentido, uno de los grandes favoritos en las quinielas es el italiano Pietro Parolin. Se trata de un hombre de consenso y difícilmente encasellable entre progresistas-conservadores.

Sin embargo, no significa que los grupos de presión conservadores hayan estado quietos. De hecho, tal como explica el diario italiano La Stampa, días antes del Cónclave se produjo una cumbre en casa del cardenal norteamericano Leo Burke, quien fue asesor de Steve Bannon durante el primer mandato de Donald Trump, y ha sido una de las voces más críticas del mandato de Francisco. Otro de las puntas de lanza contra el giro progresista de la Iglesia es el alemán Gherard Ludwig Müller, exprefecto de la Congregación por la Doctrina de la Fe, que ya ha calentado el cónclave por sus críticas a Francisco y una visión alarmista de lo que puede suceder si vuelve a ser escogido un papa de su perfil lliberal. El alemán ha llegado a calificar el pontificado de Francisco como una amenaza a la ortodoxia y ha advertido sobre el peligro de escoger "un papa hereje".

Con todo, empieza uno de los cónclaves más polarizados de las últimas décadas. De acuerdo con medios italianos como el Corriere della Sera, hay que tener presente que, aparte de la división clásica entre conservadores y progresistas, estamos ante una elección marcada por la multipolaridad que actualmente divide todo el planeta. La asamblea de cardenales estará atravesada por diferencias geográficas, culturales y teológicas, y nadie descarta nada. Así, pues, cuando el maestro de ceremonias, el arzobispo italiano Diego Giovanni Ravelli, pronuncie la formula 'Extra omnes' (todos fuera), para expulsar de la Capella Sixtina en aquellos que no sean electores, dará inicio al cónclave que acabará con la fumata blanca.

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