Todo el mundo conoce o sabe de alguien que ha dado sangre en el Banco de Sangre y Tejidos para ayudar a enfermos que la necesitan; familiares o vecinos que han contribuido a campañas del Banco de los Alimentos; mujeres y hombres que han dado parte de su pelo para hacer pelucas para enfermos con cáncer; personas que invierten su tiempo en hacer voluntariados y acompañar a abuelos o a jóvenes, a través de centros de recreo... Y si no los conoces, muy probablemente tú seas una de estas personas.

Pocos, sin embargo, habrán conocido o sabrán de alguna mujer que haya pasado por el proceso de ovodonación: dar óvulos a mujeres —solteras o lesbianas— o a parejas que no pueden emprender la maternidad de forma natural. Blanca Mateo (Barcelona, 1987) es una de ellas, dice que de entrada no quiere ser madre, pero afirma: "Puedo empatizar mucho con aquellas mujeres que lo quieren ser, sí o sí, y no pueden". La joven de 33 años ha pasado hace poco por el proceso de ovodonación y admira a todas aquellas mujeres que se someten al tratamiento y son receptoras, hecho que considera un "reto espectacular a nivel emocional".

Blanca Mateo Donante Ovulos - Sergi Alcazar

Foto: Sergi Alcàzar

Mateo explica que "existen tabúes en la vertiente emocional de la maternidad de querer ser madre y que tu cuerpo no te lo permita, sea por las razones que sean", y comenta que su sensación es: "Cómo explico que no me siento menos mujer por no ser madre". Con Blanca reflexionamos sobre los tabúes y la presión que existe en torno a la mujer y a la maternidad, muy presentes todavía a día de hoy.

Tenemos muy inculcada la idea de que una mujer tiene que ser madre, y si no lo es, ¿qué sentido tiene la vida?

La joven considera que "todavía tenemos muy inculcada la idea de que una mujer tiene que ser madre, y si no lo es, ¿qué sentido tiene la vida?". Lo cual, a todas aquellas mujeres o parejas que no pueden serlo, les comporta la idea de que "parece que algo no funciona y que, por lo tanto, no son aptos para su misión en la vida", un pensamiento del todo erróneo, que descarta el resto de opciones posibles para llegar a vivir la maternidad en primera persona.

"Quiero ser donante de óvulos"

Blanca recuerda que en una revisión con la ginecóloga le mostró su interés en ser donante de óvulos. "No sabía en qué consistía el proceso y me quería informar, pero no me atrevía, no sabía hasta qué punto podía estar preparada". Una consulta a la que su ginecóloga le respondió con otra cuestión: "¿Y en vez de darlos, no los quieres congelar?". "Supongo que me lo dijo por la edad, pero no, no los quiero congelar, los quiero dar", respondió Blanca, decidida y consciente de que quizás, en un futuro, los puede llegar a necesitar, aunque la joven apunta que, personalmente, antes se decantaría por la adopción.

Blanca Mateo Donante Ovulos - Sergi Alcazar

Foto: Sergi Alcàzar

"No daría óvulos si no hubiera quien los necesita", puntualiza Blanca, que al informarse, le dijeron que como donante no iniciaría el proceso de ovodonación sin que hubiera de forma paralela y totalmente anónima una receptora compatible. Cosa que no siempre es así, ya que a veces el proceso se desarrolla igual y los óvulos se congelan.

Según fuentes del Programa de Donación de embriones y de óvulos Dexeus Dona, "los principales requisitos para ser donante son: tener entre 18 y 34 años, estar sana física y mentalmente, tener ciclos menstruales regulares, no sufrir ninguna enfermedad genética que pueda suponer un riesgo para la descendencia de la receptora, no ser adoptada y conocer los antecedentes médicos de ambas ramas de la familia", unos requisitos necesarios para que el hijo o hija tenga ciertas semejanzas físicas con la mujer receptora, y para evitar enfermedades hereditarias con la muestra del padre —que puede ser la pareja de la receptora o bien de un donante de semen—.

"De repente, suena el móvil y te informan de que hay una receptora compatible"

¿Y te lo replanteas en este punto, al recibir la llamada? "No, en la primera sesión me dijeron que podía echarme atrás en cualquier momento, pero al saber que había una mujer haciendo el mismo proceso para ser la receptora —paralelamente y, obviamente, sin tener ningún tipo de contacto—, no podía retroceder". El hecho de compartir a distancia este proceso y de saber que existía una receptora compatible con sus rasgos genéticos y físicos, impulsó a Blanca a iniciar el proceso. "Te sientes que realmente estás haciendo una cosa muy útil, que haces algo que a alguien le hará muy feliz". Un 'alguien' que Blanca desconoce debido a la protección de datos y al anonimato con el que se lleva a cabo todo el proceso de donación y recepción de óvulos.

Blanca Mateo Donante Ovulos - Sergi AlcazarFoto: Sergi Alcàzar

El proceso de ovodonación

Cuando se obtienen los resultados satisfactorios de los análisis y de las pruebas, para garantizar que la donación sea segura tanto para la donante como para la descendencia de la receptora, se inicia el tratamiento hormonal, que en el caso de Blanca fueron entre 10 y 12 días para estimular la producción de óvulos. "Cada día me tenía que pinchar las hormonas, como si fuera insulina, con un cartucho". Mateo recuerda como el primer día le temblaban las manos, porque tiene miedo a las agujas, pero afirma que "realmente no hace ningún daño y, prácticamente, el pinchazo ni se nota".

A lo largo del proceso, se monitorizan los ovarios en sucesivos controles y, en el momento óptimo, se realiza una punción folicular por vía vaginal con un seguimiento ecográfico para extraer los óvulos. Fuentes del Programa de Dexeus Dona —que atienden a unas 200 donantes anuales en su centro— aseguran que "el tratamiento no afecta en absoluto a la reserva ovárica y que las posibilidades de quedarse embarazadas en un futuro permanecen intactas".

"Mi hora de punción era a las 8.45 de la mañana, y a las 9.05 ya hablaba con mi madre en la habitación", recuerda Mateo, que asegura que nunca antes había entrado en un quirófano y, sin embargo declara: "Qué bonito, haber entrado con esta finalidad".

¡Ahora, de repente, te encontrarás Blanquitas pequeñas por el mundo!

"Ahora, de repente, te encontrarás Blanquitas pequeñas por el mundo", dice Blanca sonriendo, sabiendo que eso es lo que piensan muchos al explicarles que se ha sometido a un proceso de ovodonación, a lo que la joven responde: "No habrá Blanquitas pequeñas por el mundo; si todo va bien, habrá personitas con mis genes, pero no siento que aquella personita pueda ser hijo o hija mía, porque a efectos prácticos y no prácticos, tendrá una madre que se hará cargo". En la misma línea, añade: "¿Los padres y madres que adoptan son menos padres porque no hay factores genéticos por en medio? No, en absoluto".

Blanca Mateo Donante Ovulos - Sergi Alcazar

Foto: Sergi Alcàzar

Preguntándole sobre si le gustaría conocer a la mujer que habrá hecho uso de sus óvulos, Blanca se queda pensativa. "Sí, me hubiera gustado conocerla por el hecho de saber quién es esta persona, cómo ha sido su proceso y su historia, pero sé que no es posible. El anonimato en todo el proceso es necesario y sirve para protegerme tanto a mí como a ella".

Blanca explica que, a pesar de ser un proceso largo y complejo, lo volvería a hacer, y anima al resto de mujeres que al menos se lo planteen. "Que se informen y que si la respuesta es negativa, que al menos sea una decisión que haya sido tomada a conciencia, y eso pasa por visualizarlo, darlo a conocer y normalizarlo".

La importancia de normalizar el proceso

El entorno de la joven estuvo a su lado en todo momento, y un tiempo después de haber pasado por todo el proceso de donación, Blanca quiso compartir el siguiente texto en sus redes sociales: "Normalicemos que la fertilidad femenina tiene varias etapas, y que una mujer es mucho más que en cuál de esas etapas se encuentra. Normalicemos que hay mujeres que deciden no ser madres y que otras deciden serlo. Respetémoslo. Normalicemos que, entre estas últimas, algunas deciden contar con ayuda médica (de cualquier tipo) para cumplir ese sueño. Y que ese proceso puede ser muy duro en varios aspectos. Respetémoslo también. Normalicemos que una madre no tiene por qué transmitir su genética a su hij@. Una madre es mucho más que unos genes heredados. Normalicemos apoyarnos y ayudarnos entre nosotras".

"No conozco a ninguna otra mujer que haya pasado por mi proceso, o quizás sí, pero no me lo han dicho", dice la joven, que lucha por normalizar la ovodonación y aprovecha para reflexionar sobre cómo, cada vez más, se inicia el proceso de la maternidad más tarde. Un hecho que perjudica a la fertilidad, porque "no por eso seremos más fértiles, sino todo lo contrario", de aquí la importancia de que a día de hoy muchas mujeres decidan congelar sus óvulos.

Blanca Mateo Donante Ovulos - Sergi Alcazar

Foto: Sergi Alcàzar

Las mismas fuentes del Programa de Donación de embriones y de óvulos Dexeus Dona aseguran que el porcentaje de éxito de una mujer a partir de la transferencia de un blastocisto (nombre que recibe el estado del embrión los primeros días de desarrollo) se sitúa en torno al 60-65% de gestación. Un hecho que comporta que algunas mujeres tengan que repetir el proceso varias veces para quedarse embarazadas. Por eso, a las donantes se les extraen varios óvulos —una media de ocho—, por si hay que repetir el procedimiento más tarde o bien por si quieren un hermano o hermana más adelante.

¿Existe compensación económica?

La Ley 14/2006 del 26 de mayo sobre técnicas de reproducción humana asistida establece que la donación se tiene que realizar de manera anónima, voluntaria, informada y no remunerada. "Al finalizar el proceso, sin embargo, se entrega una compensación económica por las molestias ocasionadas, que no es considerada una remuneración", apuntan fuentes del Programa Dexeus Dona, que detallan: "La donación es un acto libre en el que nosotros no podemos responder sobre las diferentes motivaciones personales que cada mujer pueda tener para realizarlo".

La experiencia de una receptora: el caso de Laura

Durante el proceso de ovodonación, Blanca conoció a Laura (Cantabria, 1972) a través de un curso online para potenciar sus respectivos negocios. El destino las unió en esta casualidad para trabajar juntas y para compartir sus respectivas experiencias personales. "Hay quien cree que la maternidad es tener un hijo o una hija y ya. Según mi punto de vista, la maternidad empieza en el momento de tener al hijo, de la forma que sea, porque lo pares o por adopción, y dura toda la vida", señala Laura convincente.

Laura siempre quiso ser madre, pero explica: "Esperaba el momento ideal, me imaginaba con pareja, con una casa y una estabilidad laboral, y por eso lo fui retrasando. Hasta que con 37 años me encuentro sin pareja y siento que es el momento para hacerlo". Es en este punto que decide iniciar el proceso de adopción nacional e internacional. Un proceso lento en el que, precisamente por este motivo, opta por iniciar un tratamiento de fertilidad en paralelo para ser madre soltera.

Laura e hijo

Laura con su hijo, que ahora tiene 6 años / Foto: Laura

Después de tres intentos fallidos de inseminación artificial que llevó a cabo con la ginecóloga de su empresa, decidió ir a una clínica especializada de reproducción asistida en Bilbao, donde directamente le recomiendan que siga un tratamiento FIV-ICSI con óvulos propios. "El primer intento se frustra, debido a que no genero suficientes óvulos, y en el segundo intento, sólo consiguen fecundar un óvulo ¡y me quedo embarazada!". Laura se emociona, y recuerda como aquel fue un momento de felicidad absoluta: "Uno de los momentos más emocionantes de mi vida, pero duró poco, porque al cabo de dos meses lo perdí". Un momento complicado en el que Laura pasó por un luto en silencio, sin explicar nada a nadie fuera de su círculo más íntimo, siguiendo trabajando y teniendo clara una cosa: que quería ser madre.

Al cabo de un tiempo, se reencuentra con un amigo de toda la vida e inician una relación. Laura le explicó su proyecto de maternidad y su pareja la anima a compartirlo juntos y a probar el proceso de ovodonación. Con 42 años, en 2014, Laura se queda embarazada de nuevo y, esta vez sí, con éxito.

El foco no era yo, era mi hijo o hija

Laura reconoce la curiosidad por saber quién ha sido la mujer que le ha permitido ser madre, y aprovecha para lanzar un mensaje de agradecimiento infinito "a todas aquellas mujeres capaces de pasar por este proceso que permiten que otras consigamos cumplir el sueño de ser madres". De hecho, Laura y su pareja tenían un par de embriones congelados para poderlos implantar más adelante, pero decidieron no tener más hijos, así que, pensando en las opciones que tenían, decidieron que lo mejor que podían hacer era darlos: "Ponerlos a disposición de otras parejas que, como nosotros, tengan dificultades para conseguirlo y necesiten ayuda".

baby unsplash

Foto: Unsplash

¿Y con respecto a los orígenes genéticos, es necesario explicarlo a los hijos? "Es una pregunta frecuente, y la respuesta se tiene que basar en el profundo respeto de lo que decidan los padres o madres en cuestión". La opinión personal de Laura y la opción que escogieron ellos fue explicarlo a su pequeño, educándolo explicándole la diversidad de los modelos de familia que existen, con cuentos, dibujos, etc. "Ellos son los protagonistas de la historia, y si en el mundo hay hijos deseados, sin duda, los nuestros se encuentran en este grupo", dice emocionada Laura, que explica: "La base está en demostrarles tu amor incondicional y no en la importancia del origen genético".

Laura ha creado un proyecto de acompañamiento para mujeres que se encuentran en tratamiento de reproducción asistida, "para ayudarlas a transitar de una forma consciente y serena, teniendo presente que hay muchos altibajos, momentos de ilusión, pero también miedos, ansiedad, desconocimiento y lutos".

Seguramente, pocos gestos habrá más altruistas que el de dar parte de tu información genética en forma de óvulos o espermatozoos —un proceso mucho menos complejo que el de ovodonación— a otras personas que los puedan necesitar para emprender su sueño de poder vivir la maternidad. Un gesto de lo más generoso que, en muchos casos, servirá para crear una nueva vida deseada y esperada por muchos y que solo de este modo lo conseguirán.