La lava que fluye del volcán Cumbre Vieja, en La Palma, y que cae desde ayer noche al mar ha creado ya un "enorme delta" de aproximadamente medio kilómetro de ancho, mientras que el agua que lo rodea ha cambiado de color por los efectos del material volcánico. Según ha explicado Eugenio Fraile, del Instituto Español de Oceanografía en Efe, la lava cae de forma "tranquila" al mar. Fraile se encuentra en el buque Ramón Margalef, a un kilómetro de distancia de la colada para vigilarla. Según ha podido observar desde esta distancia, en la zona de los acantilados de la playa de Los Guirres, dónde ha caído la lava, se ha producido un pequeño derrumbe.

936af1dc5516c927e27141aae449ed48f9983d7eEl delta formado por la lava del Cumbre Vieja / Efe

Fraile, jefe de la misión del IEO en la Palma explica que solo en el momento en que la lava entra en contacto con el mar cuando se forman pequeñas nubes de gases. Estos son transportados por el viento, pero se diluyen muy rápidamente, según apunta el científico. Con todo, las autoridades recomiendan permanecer a, al menos, 3,5 kilómetros de la zona afectada. En cambio, lo que sí que sigue siendo abundante es la ceniza, que ha obligado a cubrir los instrumentos de investigación que se utilizan desde el buque.

Manchas marrones en el agua

El científico ha compartido varias imágenes en las redes, hechas desde el barco, que han servido para ilustrar la erupción, por ejemplo en su llegada al mar, aparte de información actualizada sobre su evolución.

Según Fraile, también se ha producido una decoloración del océano, uniéndose áreas turquesas y otros de color marrón, especialmente en la zona más próxima a la lava. Tal como ha recordado, este fenómeno ya se produjo hace 10 años durante la erupción volcánica submarina en la isla de El Hierro, cuando el mar se tiñó de varios colores hasta que finalizó la salida del magma. Según estimó el Instituto Vulcanológico de Canarias, la erupción del Cumbre Vieja se puede alargar entre 24 y 84 días.

Antes de que la lava cayera al mar ayer a medianoche, el equipo del Margalef trabajó a contrarreloj para poder llevar a cabo una batimetría, es decir, una medición de la profundidad del "punto cero", donde ahora se acumula el material volcánico. De las muestras recogidas se ha hecho un análisis químico, biológico y microbiológico que será comparado con lo que se obtenga "del punto uno", y se sabrá cómo se comporta el océano ante un fenómeno como este.

"Drama social"

Más allá de una tragedia medioambiental, las consecuencias de la erupción del Cumbre Vieja suponen para Fraile un drama social para la isla de La Palma. A Ramón Margalef, ha asegurado, los científicos y la tripulación están "desolados". Con todo, sin embargo, creen que la única manera que en la que pueden ayudar en estas circunstancias es "haciendo ciencia" e intentando extraer tantas claves científicas como sea posibles para descubrir como se comporta esta erupción. Según el experto, Canarias, "sí o sí", volverá a vivir una explosión volcánica y la ciencia puede ayudar a minimizar sus efectos.

Recordando las explosiones a El Hierro o del Teneguía, volcán también en La Palma, Fraile ha considerado que la actual erupción es una oportunidad para conocer "una pieza más del puzzle" de estos procesos naturales y disponer de instrumentos más precisos para "avanzarnos a sus efectos".

Sin afección entre la población

Por otra parte, la columna de vapor de agua y gases, posiblemente tóxicos, generado con la llegada al mar de la lava, se circunscribe, de momento, a la zona de contacto entre el magma y el océano, sin que se haya producido ningún tipo de afección entre la población. Así, la nube no se ha extendido lateralmente y la zona de interacción entre la lava y el agua "es pequeña", según ha informado María José Blanco, directora del Instituto Geográfico Nacional en Canarias.

De momento, la superficie afectada por la erupción es de unas 476 hectáreas, aproximadamente, y según los datos del satélite Copernicus, ya hay 744 construcciones afectadas, entre las cuales destacan viviendas y bodegas.

En la imagen principal, el delta provocado por la lava / Efe