En la vasta extensión del desierto del Sahara, donde la arena parece no tener fin y el sol domina el horizonte, existe un poblado que ha despertado curiosidad y asombro en todo el mundo: Dali Koumbè. Situado en Mauritania, este pequeño lugar ha pasado a ser conocido como “el pueblo de los hombres sin ojos”. La razón es tan sorprendente como trágica: la mayoría de sus habitantes nacen sin visión o la pierden en los primeros años de vida a causa de una extraña enfermedad hereditaria.

El origen de esta dolencia sigue siendo un misterio que intriga tanto a médicos como a científicos. Aunque no existe una explicación definitiva, muchos expertos creen que el factor decisivo está en la alta tasa de consanguinidad presente en la región. Generación tras generación, este trastorno genético se ha transmitido, condicionando la vida de la comunidad. Sin embargo, lejos de rendirse ante esta circunstancia, los pobladores de Dali Koumbè han aprendido a convivir con ella y a construir un día a día que desafía cualquier prejuicio.

Los hombres nacen sin visión o la pierden en los primeros años de vida por un gen hereditario 

Lo más llamativo de este pueblo no es únicamente la enfermedad, sino la manera en que sus habitantes han sabido adaptarse. Sin vista, pero con una enorme fortaleza, han desarrollado habilidades extraordinarias para orientarse, desplazarse e incluso realizar actividades que, para cualquiera, serían impensables sin el sentido de la visión. En sus calles y hogares, la vida transcurre con normalidad, demostrando que las limitaciones físicas no definen la capacidad de una persona para vivir plenamente.

El canal de YouTube Proyecto Happiness ha mostrado imágenes y testimonios que permiten conocer más de cerca la realidad de este pueblo. Allí se observa no solo la dureza del entorno desértico, sino también la valentía y el espíritu de superación de sus gentes. En Dali Koumbè, la ceguera no ha significado aislamiento ni derrota, sino una forma distinta de relacionarse con el mundo. “La medicina no encuentra una explicación”, le comunican al Youtuber.

La historia de esta comunidad es, en el fondo, una lección de vida. En medio de un paisaje hostil y con un obstáculo que parecería insuperable, sus habitantes han conseguido mantener la cohesión social y un modo de vida digno. Dali Koumbè nos recuerda que la resiliencia humana no conoce límites y que la verdadera fortaleza reside en la capacidad de adaptarse y salir adelante, incluso cuando todo parece estar en contra.