Mucha gente hace planes para cuando sean mayores, desde dónde vivir a qué hacer en caso de que se vuelvan dependientes. Hay muchas maneras de transitar la etapa de la vejez, pero una poco conocida es la de vivir en comunidad y desde la autogestión. La covivienda sénior es un concepto nacido en Dinamarca en los años sesenta que se ha ido expandiendo por Europa y que todavía es emergente en Catalunya. Marta Pi, doctora en antropología, define las coviviendas sénior como "autogestionar la vejez como la vida adulta, basándose en el apoyo mutuo". Los proyectos de covivienda sénior reúnen a un colectivo de personas con una visión común de cómo vivir esta última etapa de la vida, Pi comenta que muchos no quieren "ser una carga" o el modelo de residencias no les gusta, así que dan el paso de organizarse compartiendo gastos, espacios y cuidados para construirse la vejez que quieren.

Actualmente, en Catalunya hay varios proyectos de covivienda sénior en marcha, y algunos de los que van más avanzados son Can 70 (Barcelona) y Walden XXI (Sant Feliu de Guíxols), los dos bajo los paraguas de la cooperativa de vivienda Sostre Cívic. "Esto no es una residencia", advierte Elionor Sellés (69 años), miembro de Can 70, quien apunta que a menudo hay esta confusión entre las personas que se muestran interesadas para|por su proyecto. Sellés remarca: "Una residencia, sea o no con ánimo de lucro, es un lugar regido por principios jerárquicos diseñados para acoger personas con dificultades. Está organizado desde la óptica de quien presta el servicio, no desde quien lo recibe". En cambio, los proyectos de covivienda se autogestionan, poniendo en el centro las necesidades de los integrantes de la cooperativa. La Aurora Moreno (72 años), miembro de Walden XXI resume: "Tenemos ganas de ser activos y decidir nosotros como queremos envejecer".


Proyectos pioneros

En el Estado español, el concepto de covivienda sénior es todavía un extraño. De hecho, Sellés entró en contacto con este modelo de covivienda en Alemania. "Estaba de vacaciones y por cosas extrañas de la vida fui a parar a vivir unos días en una covivienda sénior a la ciudad de Hamburgo. Tenía entonces cincuenta y pocos años y pensé, 'esto es lo que yo quiero para hacerme mayor'", explica. En el caso de Moreno, la idea de envejecer en comunidad hacía años que le rondaba, recuerda que de hecho lo había hablado con algunos amigos. "Lo que pasa es que después con los amigos que has hablado de esto empezamos un poco a disgregarnos, a vivir cada uno un poco diferente y esta idea quedó alejada", explica.

Las dos cooperativas sénior de las cuales forman parte son proyectos pioneros en Catalunya, que muestran que, si bien construidas en unas bases similares, cada uno de estos proyectos es un mundo. Por ejemplo, Can 70 está construyendo un edificio desde los cimientos en un terreno cedido por el Ayuntamiento de Barcelona a Sostre Cívic en Sarrià. En cambio, Walden XXI compró un antiguo hotel en Sant Feliu de Guíxols y lo están adaptando. Moreno remarca que para poder comprar el inmueble tuvo el apoyo de Sostre Cívic. "¿Quién le daría una hipoteca de 25 años a un grupo de yayas?"?, bromea.

Elionor Sellés (izquierda) forma parte de Can 70 y la Aurora Moreno (derecha) de Walden XXI / Foto: Carlos Baglietto

Los dos proyectos aterrizan en zonas diferentes de Catalunya, pero se quieren integrar con el tejido vecinal y abrir literalmente las puertas en la zona donde radican. Sellés subraya: "Algunas personas sí que son del distrito, pero la mayoría no. Entonces, desde el principio nosotros hemos entendido que no queremos ser una seta dentro del barrio, incardinados a dentro del barrio". Aunque todavía no se ha puesto la primera piedra del edificio de Can 70, sus miembros ya se han puesto en contacto con las entidades del barrio y han empezado a trabajar la relación con el tejido vecinal del cual será su futuro barrio. Por su parte, Walden XXI sigue los mismos pasos.

Envejecer en comunidad, aprendiendo por el camino

La organización del espacio es muy importante para este tipo de proyectos y tanto Can 70 como Walden XXI han estudiado a fondo cómo quieren que sea el hogar de su vejez. Este tipo de proyectos potencian mucho los espacios comunes, sin dejar de lado la esfera privada. Esto va más allá de la arquitectura de los inmuebles y penetra en el modelo mismo de vida que se promueve en estas cooperativas. "Ir a vivir a una vivienda cooperativa para el envejecimiento significa que hay una parte comunitaria, pero también hay una parte privada. Por lo tanto, tú sigues haciendo tu vida. Tú tienes una vida propia. Mal iríamos si dejamos nuestra vida aparte", detalla Sellés, quien añade: "Tú no dejas de tener tus propios aspectos. Puedes seguir desarrollando tu propia vida. Pero después hay una parte de vida comunitaria".


Si bien cada proyecto de covivienda se organiza de diferente manera, el diálogo entre la comunidad que lo conforma es clave. Estamos en construcción. No solo el edificio, sino todo el proyecto", afirma Moreno a quien remarca que en el caso de los proyectos es de forma literal y figurada. Las dos destacan como se organizan en sus respectivas asambleas, donde llegan a consensos sobre el funcionamiento de todos los aspectos de la cooperativa. Desde guía de cuidados hasta consensuar las actividades o los usos de los espacios del edificio.

Alrededor de cómo se consensúan las líneas rojas, un tema recurrente es la posible futura la dependencia. ¿Hasta qué punto vivir en comunidad implica hacerte cargo de otro miembro de la cooperativa? El límite se consensúa. Marta Pi apunta: "Los cuidados los resuelve la misma comunidad. Vivir en un hogar cooperativo es sobre todo un ejercicio de libertad y eso también implica qué necesidades no quieren o no se pueden asumir y, entonces hay que externalizarlas".

Mientras Sellés entró en contacto con este modelo de vivienda en Hamburgo, Moreno había vivido anteriormente en comunidad / Foto: Carlos Baglietto

"Llevar un caldo cuando la vecina estar enferma o escuchar cuándo tienes un problema o acompañarte porque tienes un diagnóstico difícil o dificultades temporales, claro está. Ahora bien, ¿qué pasa cuando ya vienen cuando los inconvenientes se vuelven ya permanentes?", ejemplifica Sellés. La cooperativa comparte los gastos de contratar personal externo.

¿Quién está articulando estos proyectos?

Pi señala que últimamente este tipo de proyectos de covivienda sénior se han hecho más accesibles para organizaciones como Sostre Cívic o La Dinamo Fundació. Sin embargo, la antropóloga señala que actualmente el perfil de las personas que se embarcan en este tipo de proyectos son "personas con un nivel educativo medio o alto y de clase media". La experta apunta que a menudo estas iniciativas nacen de grupos de personas que cuentan también con cierto capital. Así lo apunta también Sellés: "No es un sistema asequible para todo el mundo. Por ejemplo, en nuestro caso hace falta un capital inicial retornable entre los 32.000 y 40.000". La miembro de Can 70 también apunta que si viene muchos gastos son compartidos se tiene que tener en cuenta que mensualmente se paga una cuota para cubrir varios servicios como los cuidados o el mantenimiento, entre muchos otros, que pueden oscilar entre los 700 y los 900 euros.


Al margen del perfil económico o educativo más común en estos proyectos, también hay un perfil por edad. "A fin de que la ayuda mutua sea posible, tenemos que intentar no envejecer todas al mismo tiempo porque si no pues seremos mucha gente a cuidar", explica Sellés, quien ejemplifica que en Can 70 actualmente tienen abiertas plazas en su cooperativa en las franjas más bajas de edad: de los 55 años a 64 años.

Aunque a menudo el envejecimiento se relaciona a menudo con la jubilación, hay muchas personas todavía activas al mercado laboral que se suman a estos proyectos. Moreno, Sellés y Pi coinciden en apuntar que si hay que plantearse con mucha antelación formar parte de este tipo de coviviendas. Moreno apunta: "En nuestro caso, nosotros tenemos La franja de edad es de 55 a 68 años, aunque la gente de 55 es muy difícil. Mi recomendación es que las personas a las cuales les interese un poco este tipo de modelo se acerquen cuanto antes mejor". El tiempo para entrar vivir en una de estas coviviendas sénior se puede alargar, ya sea porque el proyecto está en construcción o porque ya está en marcha. Al fin y al cabo, nunca es demasiado pronto para pensar en el futuro.

Si bien es un modelo incipiente, despierta mucho interés, como han podido comprobar los proyectos de Can 70 y Walden XXI / Foto: Carlos Baglietto