La gestión de los bosques y la prevención de los incendios forestales se ha convertido en uno de los temas de país en Catalunya y en España después de un verano marcado por los grandes fuegos que han arrasado hectáreas de territorio. Más allá de la acción del hombre, con los posibles pirómanos que haya campando sueltos, todo apunta en la misma dirección: "En Catalunya hay demasiados bosques", aseveró el president Salvador Illa en agosto. Después, expertos matizaron que lo que hace falta es una mejor gestión forestal para arreglar las grandes masas boscosas que tiene Catalunya, casi un 65% del territorio, según el Observatorio Forestal catalán. La cifra ha ido en aumento por retroceso de la actividad agraria y ganadera, en un contexto de despoblación de los entornos rurales. Después de varios años de sequía, un fenómeno que amenaza con volverse estructural en Catalunya y el Mediterráneo por el cambio climático, un bosque desarreglado y lleno de matorrales secos es combustible para el fuego.
¿Y como contribuir, pues, a una mejor gestión forestal? Un reciente estudio científico elaborado en Catalunya apunta, como propuesta, al papel clave que pueden tener los herbívoros, especialmente los caballos. Y es que los equinos adaptan su dieta según la raza, el entorno y el manejo, una flexibilidad que los hace beneficiosos para desarrollar estrategias sostenibles de prevención de incendios. La investigación, elaborada por investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona y la Universitat de Lleida y publicada en la revista Agroforestry Systems, revela cómo los caballos pueden reducir la carga de "combustible" en los bosques comiendo matorrales e incluso vegetación leñosa.
Hasta ahora la investigación sobre ganadería extensiva y prevención de fuegos forestales se ha centrado sobre todo en ovejas y cabras, con algunas investigaciones puntuales en razas bovinas rústicas. Así lo señala la investigadora Ariadna Niet, que añade que caballos se han estudiado mucho poco en este contexto, ya que "tradicionalmente los han clasificado como comedores de herbáceas con poco impacto sobre la vegetación leñosa". Esa idea es lo que ella y el equipo de científicos que participan han querido cambiar, y por eso presentan "uno de los primeros" estudios a abordar el potencial de los caballos para la gestión forestal del Mediterráneo.
Los investigadores han analizado tres casos concretos para explorar el potencial de los caballos en la gestión del sotobosque: en la reserva nacional de caza de Boumort, con caballos de Przewalski en semilibertad en un paisaje mosaico y una carga ganadera mucho baja (0,02 cabezas por hectárea y año); en el Parc Natural del Garraf, con la raza rústica pottoka en pasto continuo y semilibertad durante un año y una carga baja (0,2 cabezas/ha/año), y los caballos cruzados en actuaciones de pasto dirigido a corto plazo, con alimentación suplementaria y una carga alta (2,5 cabezas por hectárea durante un mes y medio).
En concreto, han analizado la dieta de estos caballos a partir de 50 muestras fecales frescas. Los resultados señalan que los caballos vueltos salvajes de Przewalski, en un paisaje mosaico con parcelas de bosque, matorrales y prados, mantienen abiertos los campos todo el año comiendo sobre todo gramíneas, con poco impacto sobre la vegetación leñosa. Las razas rústicas, como la pottoka, se adaptan a los largos periodos de pasturaje y consumen inicialmente gramíneas finas y altamente inflamables y, a medida que se agotan las hierbas, pasan en las plantas leñosas. Gestionan eficazmente tanto los combustibles finos como los más gruesos, cosa que contribuye al control del sotobosque. Finalmente, los caballos cruzados, sometidos a un pasturaje intensivo a corto plazo con alimentación suplementaria, pasan rápidamente de los combustibles a las plantas leñosas, hecho que muestra su potencial para actuaciones de gestión dirigida.
Ovejas, cabras y caballos para limpiar bosques
El profesor de la UAB Jordi Bartolomé, participante en la investigación, explica que "los resultados con los pottoka y los cruzados demuestran claramente que los caballos, considerados animales con preferencia por las herbáceas, pueden adaptarse rápidamente a los recursos disponibles, incluyendo especies leñosas". De acuerdo con el investigador, "esta flexibilidad los convierte en un recurso valioso para estrategias de prevención de incendios en paisajes mediterráneos, complementando ovejas y cabras". "Las razas rústicas, a menudo menos valoradas actualmente, tienen una gran capacidad adaptativa que las hace clave en tareas silvopastorales" ha añadido Ariadna Nieto.
El equipo investigador coincide en que hacen falta más estudios a largo plazo para cuantificar el impacto directo de los caballos en la reducción de la biomasa inflamable. Sin embargo, consideran que su adaptabilidad dietética los puede convertir en una herramienta prometedora dentro de estrategias de gestión forestal más sostenibles, especialmente en un contexto de cambio climático, despoblamiento rural e incremento del riesgo de incendios.