La vuelta a la escuela es un momento de emociones intensas para niños y niñas de todas las edades. La alegría de volver a ver a los amigos, el miedo a la incertidumbre de lo que vendrá, la frustración para no saber hacer una actividad, la rabia por una injusticia…

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Son muchas las emociones que pueden aflorar en este momento y a lo largo de todo el curso. Como padres, es importante estar preparados para ayudar a los hijos a afrontar estas emociones de una manera sana y constructiva. A continuación, ofrecemos algunos consejos para ayudar a los hijos e hijas a gestionar las emociones.

Facilitar la comunicación

La comunicación es la clave para ayudar a nuestros hijos a gestionar sus emociones. Hace falta estar abiertos a escucharlos y hacerles oír que los entendemos. Si el hijo dice que tiene miedo de volver a la escuela, no se tienen que minimizar sus sentimientos. Tenemos que explicarles que es normal sentirse así y que los ayudaremos a afrontar la situación. En situaciones sociales complicadas, como conflictos con compañeros de clase, también es fundamental escucharlos y, con calma, hacerles entender la situación.

Enseñar a identificar las emociones y enseñar a gestionar las emociones

Cada niño es diferente y necesitará encontrar la manera que más le funcione para gestionar sus emociones. Es relevante darles diferentes opciones y ayudarlos a experimentarlas hasta que encuentren la que mejor les va. La escuela también tiene un papel importante en la ayuda a los niños a gestionar sus emociones. Los maestros pueden ayudar a los niños a identificar sus emociones, a expresarlas de manera adecuada y a desarrollar estrategias para gestionarlas.

A continuación, ofrecemos algunos consejos específicos para ayudar a los niños a afrontar las emociones más comunas que pueden experimentar a la vuelta a la escuela:

  • Alegría: Se puede aprovechar este sentimiento para animar a los hijos a hacer nuevas amistades, a participar en las actividades escolares y a aprender cosas nuevas.
  • Miedo: Hace falta hablar con los hijos sobre sus temores y ayudarlos a identificar las causas. Una vez que sepan qué les da miedo, podemos trabajar con ellos para afrontar estos temores.
  • Frustración: Hay que ayudar a los hijos a desarrollar estrategias para gestionar la frustración. Eso puede incluir enseñarlos a respirar profundamente, a contar hasta diez o a hacer una pausa. La frustración puede ser muy habitual durante el ciclo formativo.
  • Rabia: Ayudar a los hijos a expresar la rabia de una manera sana y constructiva. Eso puede incluir enseñarlos a decir “no” de manera asertiva, a hacer ejercicio o a hablar con un adulto de confianza.

La vuelta a la escuela es un momento de alegría y de emociones. Si somos conscientes de estas emociones y las gestionamos de manera sana, podemos ayudar a los hijos a tener una experiencia escolar positiva.