El ataque al fotoperiodista Jordi Borràs es el más evidente y mediático de una serie de agresiones que las últimas semanas han trascendido. Los ataques a sedes de entidades y partidos y espacios públicos han dado paso a agresiones directamente a personas que o bien llevaban un lazo amarillo o bien han dicho algo que los ha identificado claramente como independentistas. Las acciones de los Segadores del Maresme, que retiran símbolos como la estelada en toda la comarca o las cruces amarillas de la playa de Canet, quedan atrás delante de lo que parece una nueva ofensiva.

En Girona la última agresión pone de manifiesto que ya empieza a haber ataques sin motivo alguno aparente. Un grupo de jóvenes de la ultraderecha golpeó a un grupo antifascista en un bar del centro de la ciudad.

En Porqueres el ataque fue por decir "viva la República". Un grupo de españolistas atacó a una pareja cuando se despedía con esta frase. Y en Vic dos hombres se grabaron mientras arrancaban lazos amarillos y amenazaban a algunos vecinos que pasaban por allí a plena luz del día. El propietario del establecimiento La Copisteria de Vilassar de Mar (Maresme) ha recibido graves amenazas españolistas, por mostrar lazos amarillos en su casa y el Casal Popular Tres Voltes Rebel de Nou Barris fue uno de los blancos de los ataques fascistas.

Las últimas agresiones de grupos de ultraderecha y el encargo del president Quim Torra a los Mossos de luchar contra los ataques fascistas han puesto a la sociedad en guardia. Aunque el conseller de Interior, Miquel Buch, asegura que los ataques fascistas van de baja y que la sensación de que aumentan está en que son más visibles, la Conselleria de Interior no aporta datos concretos. Y no lo hará hasta que Buch comparezca en el Parlament para informar de la tarea de los Mossos sobre la cuestión, tal como le ha pedido la CUP. 

Lo que sí que se deja claro desde Interior es que el mensaje es "impunidad cero". "Se está intentando, y consiguiendo, que las causas se instruyan lo más rápido posible", dicen fuentes de la Conselleria, que también destacan que "se trabaja con discreción".

Los últimos ataques fascistas sin la intervención de los Mossos a la vez que la policía catalana identificaba a miembros del CDR han puesto en cuestión la estrategia policial. Según el departamento de Interior "se identifican los CDR que hacen concentraciones y manifestaciones no comunicadas", pero, con respecto al resto, no hay ninguna persecución policial. Pero lo cierto es que la sensación es de que hay más efectividad y diligencia con los CDR que con los grupos de ultraderecha.

"Es una manera lenta de actuar", dicen a El Nacional fuentes de la División Operativa de Información, que admiten que "se podría ser más diligente".

Tres casos de duda

Los Mossos d'Esquadra tienen un grupo dentro del Área de información Interior que trabaja sobre los grupos de la extrema derecha. Hay informadores en todas las regiones policiales. Se trabaja para obtener información de los grupos de la extrema derecha y también de grupos antagónicos para poder prever posibles escenarios de conflicto. El barrio de Sant Andreu de Barcelona, por ejemplo, es uno de los puntos calientes donde los Mossos tienen fijada su atención.

La agresión en Lledoners la vigilia del traslado de los presos políticos plantea diferentes interrogantes en la manera de proceder de los Mossos. El primero y más importante: por qué la investigación no pasó a manos del grupo especializado de los Mossos en este tipo de ataques, sino que se hizo cargo el Área Básica Policial de la zona. Del ataque en Nou Barris tampoco se ocupó la unidad especializada. De hecho, no llegó ni a los Mossos y practicó las identificaciones la Guardia Urbana de Barcelona. Pero el caso que más preguntas suscita es el de Jordi Borràs. Aunque los Mossos identifican al agresior, un agente de la Policía Nacional, ni se lo detiene ni tan solo se lo cita para interrogarlo.

Las mismas fuentes admiten que no se ha trabajado con la misma diligencia con los CDR, cuando se han hecho identificaciones, que en casos como el de Borràs.

Más allá de la prevención está la acción reactiva a partir de un ataque. Agentes de la División Operativa de Información remarcan que hace falta más material y más policías para hacer frente a esta situación. Y destacan que habría que revisar los protocolos para ser más eficientes, como centralizar todas las denuncias y formar un grupo que centralice toda la investigación de los ataques que se han producido últimamente.