Un total de 3.090 personas, 192 de ellas mujeres y 437 niños, habrían muerto en las diferentes rutas migratorias intentando llegar a España entre enero y el 15 de diciembre de este año, según el informe 'Monitoreo del Derecho a la Vida 2025' de la organización Caminando Fronteras. Aunque esta cifra representa una caída importante respecto al año anterior, concretamente de un 70,3%, se ha registrado un fuerte aumento de las muertes en la ruta argelina hacia las Islas Baleares, donde este año se habrían dejado la vida 1.037 personas, y que se confirma como la ruta más letal, concentrando el 70% de los siniestros marítimos relacionados con embarcaciones. El delegado del gobierno español en Baleares, Alfonso Rodríguez, ha manifestado que "no puede confirmar" los datos recogidos por la ONG sobre la ruta migratoria desde el norte de África hacia el archipiélago, pero ha indicado que la respeta y ha corroborado la muerte de solo 63 personas en esta ruta.
El informe hace un análisis de las rutas migratorias en la Frontera Occidental Euroafricana, un territorio que abarca la frontera marítima y terrestre entre España y la franja costera de Guinea-Conakri hasta Argelia. Aunque se constata un fuerte descenso de los intentos de llegada hasta el Estado español este año, concentrado en la ruta atlántica debido a la puesta en marcha de nuevos mecanismos de control migratorio en Mauritania, esto no significa una reducción de los peligros que afrontan las personas en este tránsito, indica la ONG. "Aunque el total de víctimas mortales es menor por el hecho de que estas tragedias afectan a embarcaciones con menos personas a bordo, esta tendencia confirma que una parte sustancial de las muertes en las rutas hacia el Estado español no se pueden explicar como acontecimientos fortuitos o inevitables, sino como el resultado previsible de un sistema que continúa anteponiendo el control de las fronteras a la protección de la vida", afirma el informe.
Fuerte descenso respecto a 2024
Tras un 2024 récord en el que Caminando Fronteras contabilizó más de 10.000 muertes en el mar hacia España, las cifras del año que termina son reflejo del descenso de las llegadas que se han producido en la ruta canaria. Según el balance del Ministerio del Interior, a 15 de diciembre, las llegadas irregulares de personas migrantes a España bajaron un 40,4% respecto a 2024, con una caída aún más acusada en el caso de las Islas Canarias, donde el descenso ha sido del 59,9%.
El representante del ejecutivo estatal en Baleares, Alfonso Rodríguez, ha apuntado que el gobierno español no puede dar un número sobre los muertos en la ruta argelina, ya que "desconocen" la cantidad de pateras que realmente salen desde Argelia. Ha indicado que los servicios de emergencias reciben llamadas de conocidos de los migrantes días después de su salida, y que es entonces cuando se activan los medios para encontrarlos de Salvamento Marítimo o Frontex. En este sentido, Rodríguez ha calificado que la migración es un "drama" en el que "se pierden muchas vidas", que está promovido por "mafias que se deben combatir" y que recurren a personas en busca de un "futuro digno que no encuentran en países como Sudán, Somalia o Malí".
Nuevas rutas, más lejanas y peligrosas
A pesar del descenso de los intentos de llegadas, la ruta canaria sigue siendo la más mortal, y acumula 1.906 víctimas, según el informe de Caminando Fronteras. En este ámbito, la organización apunta que se ha abierto una ruta migratoria "más lejana y más peligrosa" hacia Canarias, con salidas desde Guinea-Conakri. Una ruta de aproximadamente 2.200 kilómetros, 750 km más que desde Senegal, en un país que se ha convertido en un nuevo punto estratégico de salida de embarcaciones. La mayoría de las personas que salen son guineanas, y destaca el número de mujeres, niños y adolescentes que se encuentran en las pateras, siendo más de la mitad de las personas embarcadas en la ruta.
El informe concluye que las muertes y las desapariciones en las fronteras del Estado español se producen en un contexto marcado por la "insuficiente activación de los dispositivos de rescate y por la externalización del control y la gestión fronteriza hacia terceros países". Entre otras ineficiencias, denuncia "la demora en la activación de las búsquedas, la falta de coordinación entre estados o la omisión del rescate aunque se disponga de la posición de las embarcaciones". A esto se suman, según la ONG, "el uso de infraembarcaciones, las largas distancias, la sobrecarga de las embarcaciones y las condiciones meteorológicas adversas".