La suplementación con vitamina D podría prolongar la vida de aquellos que padecen cáncer si se toma regularmente durante unos tres años. Así ha quedado de manifiesto en un estudio que se ha llevado a cabo por la Universidad Estatal de Michigan, en Estados Unidos.

La investigación

El trabajo ha sido publicado en Journal of Clinical Oncology, y se ha elaborado en base a un análisis de casi 80.000 personas enfermas de cáncer de entorno a los 68 años. A una parte de los participantes se les prescribió vitamina D. Los expertos pudieron comprobar que la suplementación de esta vitamina se asoció con una reducción significativa de la muerte relacionada con el cáncer en comparación con las personas a las que se les suministró un placebo. 

En concreto, los que tomaron suplementos de vitamina D durante al menos tres años tuvieron un riesgo 13 por ciento menor de muerte. La investigación también que concluyó que no se observaron resultados positivos en cuanto a la reducción de la incidencia de cáncer en la población, sólo cuando el cáncer ya se había manifestado. 

Eso sí, a pesar de que pueden ser buenas noticias y abren una línea de investigación más a fondo, los científicos advierten que no se debe prescribir un uso generalizado de la vitamina D hasta no tener más datos.  “Si bien los datos descritos son interesantes, es necesario realizar un análisis más cuidadoso de si la mortalidad relacionada con el cáncer disminuyó para todos los tipos de cáncer, o para diagnósticos específicos, rangos de edad, etnias, etc., antes de considerar si puede ser útil para reducir "mortalidad global por cáncer”, aseguran los expertos.

Lo que si se sabe es que las personas que enferman de cáncer tienen un mayor riesgo de tener niveles bajos de vitamina D, debido a causas como la disfunción renal o hepática y la mala absorción y falta de exposición al sol. Pero hay cierta controversia acerca de la cantidad de suplementación se debe tomar.

Las cifras demuestran que existe un déficit generalizado de vitamina D en la mayor parte de los países desarrollados y los médicos alertan de que tiene consecuencias importantes en la salud de la población. Hasta en los países con mayor número de horas de sol, como los del Mediterráneo, existe este déficit en todas las edades y sexos.

Sobre la vitamina D

Según recientes estudios médicos, se calcula que más del 40 por de las personas menores de 65 años y más del 80 por ciento de la población sénior no tienen los niveles adecuados de vitamina D en su organismo. ¿Las causas? Pueden ser la baja exposición a la luz del sol, el uso de las cremas fotoprotectoras o una dieta que no contenga alimentos ricos en este nutriente.

La principal fuente de vitamina D es el sol y el resto lo ingerimos a través de la dieta. Los alimentos que más la contienen son pescados como el salmón, el atún, la sardina o la caballa, los moluscos y crustáceos, la yema de huevo, mantequilla, las setas, las vísceras o el aceite de hígado de bacalao.

En cualquier caso, para tomar la suplementación y saber la cantidad exacta, lo más aconsejable es acudir al especialista y que tome la decisión en función de cada caso, porque los expertos advierten de que no se puede hablar de cantidades generalizadas para toda la población.