Hace escasos días, un nuevo estudio que concluía que comer carne roja no está asociado a un mayor riesgo de cáncer o enfermedad cardíaca daba la vuelta al mundo.

Tras el duro informe que publicó la OMS en 2015 que incluía a este alimento en la lista de los “probablemente cancerígenos para los seres humanos” y a la carne procesada como “cancerígena para los humanos” –por disponer de pruebas suficientes de su aumento del riesgo de padecer cáncer colorrectal y en menor medida cáncer de estómago–, esta nueva investigación parecía poner en duda todo lo anterior.

Estofado

El último estudio de la polémica

El grupo experto que está detrás de este informe es NutriRECS, un equipo multidisciplinar procedente de Canadá, Polonia y España en el que se aseguraba que tras una exhaustiva revisión de investigaciones previas acerca del riesgo de consumir carne roja que involucraba a más de 50.000 personas, se concluía que la relación entre el consumo de carne y el riesgo de enfermedad cardíaca, diabetes o cáncer es prácticamente inexistente, por lo que incluirla en la dieta hasta tres veces por semana no tenía prácticamente ningún perjuicio para la salud de la población.

Los nuevos hallazgos fueron publicados en la revista Annals of Internal Medicine, una prestigiosa revista científica y fue recogida en medios de comunicación de todo el mundo. Pues bien, ahora la polémica ha surgido después de que se haya relacionado a uno de los investigadores principales, Bradley C. Johnston, –profesor asociado en la Universidad de Dalhousie (Canadá)–, con la industria alimentaria.

Según publica The New York Times, este profesor parece que no indicó que, en diciembre de 2016, fue el autor principal de un estudio de Trusted Source que intentaba desacreditar las recomendaciones internacionales de salud para consumir menos azúcar. Aquella investigación, que también fue publicada en Annals of Internal Medicine, fue financiada por el Instituto Internacional de Ciencias de la Vida, un grupo comercial de la industria alimentaria financiado por grandes empresas. 

The  New York Times señala que es bastante común que la industria alimentaria invierta en este tipo de metaanálisis, como el de la carne publicado hace unos días, porque consisten en extraer conclusiones después de revisar muchos estudios y es más fácil extraer los datos en función de los intereses que se tengan.

Costillas

Por lo tanto, la sospecha sobre la carne roja vuelve de nuevo a estar en entredicho. En principio, lo más prudente es limitar su consumo según la recomendación de la OMS, es decir, no superar los 500 gramos semanales en dos tomas y evitar formas de cocinado como las barbacoas o a la brasa donde la carne está directamente en contacto con el fuego, porque aumenta la incidencia de padecer cáncer y enfermedades cardiovasculares.