El ritmo circadiano es un reloj interno del organismo que prácticamente compartimos todos los seres vivos de este planeta. Consiste en una serie de cambios físicos y mentales que se producen a lo largo de las 24 horas de un día y que responden de manera general a los procesos de luz y oscuridad. En los últimos años se están estudiando de manera más exhaustiva estos ritmos y sus implicaciones en la salud de las personas, así como los efectos psicológicos y fisiológicos del desfase horario y su relación con el bienestar.

El ciclo sueño-vigilia es la función más importante de los ciclos circadianos, pero no es la única. Existen otra serie de mecanismos afectados por estos procesos en los que están involucrados diferentes genes y su alteración está relacionada con una mayor incidencia de enfermedades, como el cáncer o las patologías psiquiátricas y neurodegenerativas. De hecho, existe evidencia científica de que interferir en el reloj biológico acorta la vida.

Uno de los últimos estudios sobre los ciclos circadianos tiene que ver con su relación con el apetito y la pérdida de peso. La investigación ha sido publicada en la revista Obesity, y concluye que cuando se sincronizan las comidas con el reloj biológico del organismo, se logran mejores resultados a la hora de perder peso y disminuir el apetito.

Comiendo

La investigación

El estudio ha sido llevado a cabo por expertos del Departamento de Ciencias de la Nutrición de la Universidad de Alabama en Birmingham y se analizan los efectos de lo que ellos llaman alimentación temprana restringida en el tiempo, que consiste en un ayuno intermitente diario en el que la cena se adelanta y se realiza por la tarde en lugar de más avanzada la noche.

En la investigación se proporcionó a los participantes dos programas de ayuno intermitente en los que se realizaban tres comidas al día siguiendo los patrones de los ritmos circadianos, uno más adelantado que otro, pero comiendo los mismos alimentos y las mismas cantidades durante cuatro días.

Una vez pasado ese período de tiempo, se midió el metabolismo de los participantes para comprobar cuántas calorías, carbohidratos, grasas y proteínas se quemaron. También se analizó el apetito cada tres horas y los niveles de las hormonas implicadas en la sensación de hambre durante la mañana y la noche.

Plato combinado

Las conclusiones

La investigación demostró que alinear la ingesta de alimentos con los ritmos circadianos es una estrategia muy útil a la hora de reducir el apetito y perder peso. De hecho se produjo, entre otros aspectos, una disminución de la cantidad en sangre de la hormona grelina, relacionada concretamente con la sensación de apetito y saciedad en el organismo de los participantes.

Aunque los científicos creen que hace falta más investigación al respecto, todo parece indicar que realizar una intervención en el horario de las comidas que tenga que ver con una restricción de tiempo en el que no se consumen alimentos a partir de determinada hora de la tarde y hasta el día siguiente, confiere ventajas metabólicas adicionales al mejorar la flexibilidad metabólica y aumentar la oxidación de grasas durante 24 horas.