En los últimos años se han intensificado las investigaciones acerca de la relación que existe entre la microbiota intestinal y las diferentes enfermedades. Aún se necesitan más estudios al respecto, pero todas las conclusiones parecen apuntar a que un intestino enfermo puede afectar de diferentes maneras al resto de nuestro organismo. Por el contrario, cuando está buenas condiciones y gozamos de una microbiota sana, las personas sufrimos muchos menos riesgos de padecer trastornos como molestias abdominales, reacciones a los alimentos o patologías como las enfermedades autoinmunes, por poner algunos ejemplos.

Estos son algunos de los signos que deben llevar a pensar que existe algún problema en el intestino relacionado con los microorganismos que lo pueblan.

Malestar estomacal

Si se sufren de forma continua trastornos relacionados con gases excesivos, hinchazón, diarrea, estreñimiento y dolor abdominal, puede llevar a pensar que existe algún problema con la microbiota intestinal. En algunos casos puede haber derivado en un síndrome del intestino irritable (SII), una afección común que afecta el intestino grueso. Los desequilibrios en las bacterias intestinales, llamados disbiosis, pueden desempeñar un papel en el desarrollo del SII en algunas personas.

Dolor de estómgo

Muchos de los malestares estomacales tienen que ver con problemas de la microbiota intestinal

Fatiga

Las personas con síndrome de fatiga crónica pueden tener desequilibrios en la microbiota intestinal, que está formada por bacterias, microorganismos, hongos y virus presentes en el tracto gastrointestinal.

Necesidad de tomar mucho azúcar

Cuando una persona siente un impulso excesivo de comer azúcar, puede deberse a una disbiosis, es decir a un desequilibrio de las bacterias. En algunos casos puede deberse a una candidiasis intestinal, que se produce cuando esta parte del organismo se ve infectado por el hongo cándida.

Cambios de peso

Una dieta rica en grasas saturadas y en carbohidratos refinados puede promover las bacterias intestinales que están relacionadas con la obesidad y conducir a un desequilibrio y una inflamación crónica que agrave el riesgo de sufrir patologías relacionadas con el sobrepeso.

Irritación de la piel

La ciencia ha demostrado el vínculo entre un intestino no saludable y problemas de la piel como el acné, la psoriasis y el eccema. Lo bueno es que la ingesta de probióticos y prebióticos pueden ayudar a equilibrar el intestino y así prevenir o tratar estos problemas inflamatorios de la piel.

Alergias

Un intestino no saludable puede desempeñar un papel complejo en las afecciones alérgicas, incluidas las alergias respiratorias, las alergias alimentarias y las alergias cutáneas.

AlergiaAlgunas de las erupciones cutáneas tienen que ver con el mal estado de la microbiota intestinal

Bacteroides fragilis

Una bacteria intestinal en particular, llamada Bacteroides fragilis, produce una proteína que puede desencadenar la aparición de afecciones autoinmunes como la artritis reumatoide, la colitis ulcerosa y la esclerosis múltiple.

Migrañas

Aunque todavía parece hacer falta más investigación, existe una conexión entre el intestino y el cerebro que también puede afectar las migrañas y a las neuralgias de origen desconocido.