Con la epidemia de obesidad que vivimos en gran parte de los países desarrollados, la opción de una bebida gaseosa con edulcorantes artificiales se ha convertido en una elección que muchos consideran saludable. Sin embargo, todo apunta a que esto se encuentra muy lejos de la realidad.

Según un estudio, existe una correlación entre el consumo de estas bebidas y la posibilidad de sufrir un accidente cardiovascular. En principio, los resultados son extrapolables a mujeres en la edad de la menopausia, que es sobre quienes se ha realizado este estudio que se acaba de presentar, pero habrá que estar pendientes para ver qué ocurre en el resto de la población.

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La investigación ha sido realizada por la Albert Einstein College of Medicine de Nueva York y los datos son muy significativos: las mujeres que tomaban dos o más bebidas bajas en calorías por día presentaban un riesgo significativamente mayor de problemas vasculares. En concreto, un 23 por ciento más de probabilidades de tener un accidente cerebrovascular, un 31 por ciento más probabilidades de tener un derrame cerebral causado por un coágulo, un 29 por ciento más probabilidades de desarrollar una enfermedad cardíaca y un 16 por ciento más probabilidades de fallecer en general.  Y eso que la muestra no es pequeña: el estudio se comenzó en 1993 y por él han pasado 81.714 mujeres de entre 50 y 79 años de edad. De momento, los investigadores dicen que hay que ser prudentes y afirman que no han encontrado una explicación causa-efecto pero sí una correlación entre ambas circunstancias.

Este tipo de bebidas, aunque no lleven azúcar, pueden engordar lo mismo o más que sus equivalentes azucaradas

Habrá que esperar en la reacción del resto de la comunidad científica a los resultados del estudio que ha sido publicado en la revista Stroke de la Asociación Americana del Corazón. La investigación no especifica qué edulcorantes concretos consumían estas mujeres, por lo que aún no está claro cuál de ellos podría ser más dañino o contribuir específicamente a un mayor riesgo de accidente cerebrovascular. 

Lo que sí es cierto es que no es la primera investigación que apunta a los riesgos que pueden ofrecer este tipo de bebidas. Otro estudio llevado a cabo en el Departamento de Neurología de la Universidad de Miami puso de manifiesto que las personas que las consumen diariamente tienen tres veces más riesgo de demencia en comparación con los que beben una por semana.

Y otra investigación llevada a cabo en el Hospital General de Massachussets concluyó que este tipo de bebidas, aunque no lleven azúcar, pueden engordar lo mismo o más que sus equivalentes azucaradas. Entre las posibles causas, se apunta a que las bebidas light podrían ser capaces de activar los receptores del sabor dulce, incrementando así nuestra necesidad de consumir algo azucarado y además aumentando nuestro apetito. También se está estudiando cómo alteran el equilibrio de hormonas intestinales que regulan el hambre y la saciedad.