Se calcula que cada año nacen alrededor de 15 millones de niños prematuros, de los que más de un millón muere antes de cumplir los 5 años en todo el mundo, por lo que es una de las principales causas de mortalidad infantil.

Tal y como explica la Asociación Española de Pediatría, se considera bebés prematuros a aquellos que nacen antes de las 37 semanas de gestación. Cuanto antes nace el bebé, mayor es el riesgo de muerte y complicaciones, siendo los prematuros extremos (menos de 28 semanas) los más vulnerables.

Aun así, se estima que el 75% de ese millón de muertes que se produce cada año podrían evitarse con una serie de cuidados sencillos y medidas económicas como calor, apoyo a la lactancia materna, tratamiento para las infecciones y los problemas respiratorios. Del mismo modo, también se reducirían las complicaciones que sufren muchos de ellos, como la  discapacidad, las dificultades en el aprendizaje y los problemas visuales y auditivos.

Mano bebéLos bebés que nacen antes de la semana 37 de gestación son considerados prematuros

Los factores que pueden predisponer a un parto prematuro son muy variados: desde la edad de la madre, sobre todo cuando supera los 40 años, un bajo peso antes del embarazo o la poca ganancia durante el embarazo, el consumo de tabaco u otras sustancias, los antecedentes de otros partos antes de tiempo, la hipertensión arterial, la diabetes, el estrés o los embarazos múltiples, entre otros.

En los países occidentales, la neonatología ha avanzado mucho al respecto, de tal forma que la supervivencia ha aumentado mucho y con un mejor pronóstico. Hoy en día, bebés nacidos entre las semanas 22 y 25 pueden salir adelante. Y a una fecha tan temprana como las 25 semanas, la tasa de supervivencia supera el 85%, aunque con riesgo de secuelas.

Tal y como explican desde el Departamento de Salud de la Generalitat, nacer antes de que el embarazo llegue a las 37 semanas conlleva que el bebé presente una inmadurez anatómica y funcional de los órganos, en especial del sistema nervioso, y ello hace que el bebé tenga una capacidad limitada para adaptarse a las condiciones ambientales de la unidad neonatal y procesarlas. En este sentido, el papel de los progenitores es clave, porque con su presencia y proximidad configuran el punto de referencia para el bebé.

Hasta la semana 34, lo normal es que los bebes necesiten ser ingresados nada más nacer en Neonatología. Es una de las imágenes más impactantes, porque está rodeado de aparatos y conectado a tubos y cables. Todos son necesarios para vigilar el estado de salud del bebé y para darle la ayuda que necesita y tienen alarmas sonoras o luminosas para avisar de cualquier problema. Los más comunes son la incubadora, aparatos para monitorizar las constantes vitales (monitor cardiorrespiratorio, pulsioxímetro, monitor de apneas), sondas y catéteres, aparatos de ayuda a la ventilación o respiración [oxigenoterapia, CPAP nasal (presión positiva continua en las vías respiratorias), respirador o ventilación mecánica], bombas de infusión y equipo de fototerapia.

IncubadoraLa gran mayoría de los bebés prematuros pasan un tiempo por la incubadora antes de ser dados de alta

Las complicaciones más frecuentes derivan de la inmadurez de los órganos, que no están todavía preparados para llevar a cabo sus funciones y que se ven obligados a trabajar antes de tiempo y a completar su desarrollo en un ambiente diferente respecto a lo habitual.

Para recibir el alta, hay que asegurarse de que se haya producido una madurez en sus órganos y se hayan reducido drásticamente las complicaciones que hayan podido aparecer durante su ingreso. Se debe alimentar correctamente por la boca (se recomienda siempre la lactancia materna), una subida de peso, que sea capaz de mantener la temperatura corporal fuera de la incubadora, que no sufra apneas regularmente y que tenga un entorno que pueda hacerse cargo de él sin problemas.