El Alzhéimer se encuentra en un punto de inflexión, con nuevos fármacos de eficacia similar a los del cáncer y la esclerosis. La enfermedad representa aproximadamente el 70% de todos los casos de demencia, y es una de las principales causas de discapacidad. Tal cosa se traduce en altos costes sociales y económicos, pero los nuevos tratamientos con anticuerpos monoclonales pueden ralentizar la progresión del Alzhéimer. Todo, como decíamos, a un nivel equiparable a la eficacia de medicamentos para el cáncer y la esclerosis múltiple, y también la artritis reumatoide. Así lo celebran ahora 40 expertos internacionales en uno especial de The Lancet Series sobre la enfermedad, publicado este martes después del Día Mundial del Alzhéimer (el domingo 21 de septiembre).

Sin embargo, a pesar de la similitud en la efectividad, los expertos advierten que los altos costes de la medicación, los requisitos de pruebas complejas, la atención subóptima para los síntomas conductuales y el riesgo de falta de recursos pueden dejar atrás los pacientes. Es decir, es verdad que los nueve medicamentos de anticuerpos para la enfermedad, el lecanemab y el donanemab —los dos aprobados ya en Europa—, junto con las pruebas diagnósticas en sangre, marcan el inicio de una nueva era en el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad. Y no hay que olvidar las mejoras en la prevención de la enfermedad, con los Servicios de Salud Cerebral emergentes que pueden identificar a las personas con alto riesgo de desarrollarla y les brindan programas de tratamiento personalizado. Pero también es verdad que no vamos a ningún sitio sin una reforma rápida de los sistemas de salud, políticas públicas y actitudes sociales, ya que sino el potencial de todas las innovaciones no se desarrollará plenamente.

Acompañar los avances científicos

La mayoría de los casos de la enfermedad ocurren en personas con riesgo bajo o normal, de manera que hacen falta medidas a escala de toda la población para reducir el riesgo: dos propuestas son un diseño urbano más saludable y restricciones tanto en el alcohol como en las bebidas azucaradas. Así, los autores piden una acción global coordinada para que el ritmo de avances científicos se corresponda con reformas en el ámbito de proveedores de atención médica, político y de la sociedad.

El autor principal de la serie, el profesor Giovanni Frisoni (Universidad de Ginebra), insiste en el hecho de que "los análisis de sangre, los fármacos biológicos para la enfermedad del Alzhéimer y las intervenciones de prevención están impulsando la atención hacia un territorio completamente nuevo y emocionante". "Sin embargo, las antiguas necesidades de los pacientes no desaparecerán. Por el contrario, los médicos generales y los especialistas en demencia tendrán que dominar los avances, menos glamurosos pero constantes, conseguidos en las últimas décadas en la atención y el tratamiento de los trastornos del comportamiento, el uso de sofisticadas herramientas de diagnóstico por imagen y de laboratorio, y la atención psicosocial. Un esfuerzo social concertado en esta dirección permitirá que nuestros pacientes actuales y futuros se beneficien plenamente del potencial de los avances científicos y tecnológicos", concluye. Es decir, que los tratamientos pueden ser tan eficaces como los de otras enfermedades, pero hace falta todavía más impulso en todos los ámbitos.