Se calcula que aproximadamente un 15% de la población se encuentra en estado de prediabetes. Es decir, tiene niveles de azúcar en la sangre más altos de lo normal, pero aún no lo suficientemente altos como para un diagnóstico de diabetes tipo 2.

Alrededor del 10% de las personas que padecen este estado, terminará desarrollando la enfermedad en los siguientes cinco años y el 70%, si no se toman medidas, la padecerá a lo largo de su vida. Además, tendrá un mayor riesgo de sufrir algún tipo de patología cardiovascular.

Se trata pues de un asunto de salud importante, cada vez más en nuestra sociedad, donde los hábitos de vida incorrectos y la mala alimentación está a la orden del día y la obesidad crece año tras año.

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Diagnóstico y factores de riesgo

La prediabetes no presenta síntomas claros, de hecho la mayor parte de las personas descubren que la padecen cuando en un análisis de sangre, se encuentran altos los niveles de glucosa. En algunos casos, se diagnostica cuando ya han comenzado a aparecer los primeros signos del desarrollo de la enfermedad diabética.

Los factores de riesgo son la obesidad –especialmente la abdominal–, la hipertensión, los niveles altos de triglicéridos en sangre, un nivel deficiente de colesterol bueno (HDL), no hacer suficiente ejercicio y tener antecedentes familiares de diabetes tipo 2. A esto se le unen otros factores muy propios de la sociedad en la que vivimos, como el estrés, el tabaco, el abuso del alcohol o el consumo regular de bebidas con alto contenido de azúcar. Otras personas que pueden estar en riesgo de desarrollar prediabetes son aquellas con síndrome de ovario poliquístico.

El estado de prediabetes se diagnostica con un análisis de sangre, concretamente mediante una prueba de tolerancia a la glucosa, que mide cómo el cuerpo procesa el azúcar en la sangre en un período de 2 horas. Las personas que tengan 45 años o más, presenten obesidad o sobrepeso, o un índice de masa corporal (IMC) mayor de 25 y un contorno excesivo de cintura deberían repetirse las pruebas de detección cada 1 a 3 años.

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Cambiar de hábitos

Conviene saber que la prediabetes es reversible. Debido a que los factores que tienen que ver con el estilo de vida son las causas principales, adoptar una serie de hábitos más correctos puede revertir el estado. Llevar a cabo una dieta equilibrada y nutritiva, moderar el consumo de azúcar y hacer ejercicio regular son los mejores consejos.

Se recomienda seguir el método del plato de Harvard. Es importante reducir la ingesta de carbohidratos de absorción rápida, así como el de las grasas saturadas y la carne procesada. En cuanto al ejercicio, la OMS propone realizar entre 150 y 300 minutos de actividad aeróbica de intensidad moderada cada semana. Además, es aconsejable realizar ejercicios de fortalecimiento muscular al menos dos veces por semana, como levantar pesas o hacer flexiones. Todos estos consejos, además de reducir el riesgo de desarrollar diabetes, protegen el corazón y las arterias y previenen muchas enfermedades.