Cuando incluso los positivos en coronavirus, siempre que sean asintomáticos, pueden hacer vida normal extremando las precauciones, la última gran restricción que queda por todo el Estado es la mascarilla, que se mantiene en los interiores. Una por una han ido cayendo las medidas que se habían recuperado durante la sexta ola para intentar frenar la evolución de la pandemia, y que han desaparecido una vez la curva ha ido bajando, aunque los datos de contagios e incidencia siguen siendo muy altos y ahora solamente se actualizan dos veces a la semana. Ahora, parece que el Gobierno ha decidido poner fin a la mascarilla, también en los espacios interiores, el último paso adelante que faltaba para el retorno a la normalidad, después de semanas amagando con hacer este gesto y que no se ha acabado produciendo. Con todo, los expertos consideran que todavía es demasiado pronto para retirarla, especialmente viendo cómo la covid mantiene una tendencia creciente en algunos países de Europa y en zonas de China se ha recuperado el confinamiento domiciliario.

A las puertas de la Semana Santa, el Ejecutivo de Pedro Sánchez espera poder sacar la obligación antes de estas celebraciones, pero el criterio de los técnicos de Salud Pública es el contrario, ya que reclaman a Sanidad esperar que pase este primer periodo vacacional. Así lo trasladó Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitaries (CCAES) y una de las caras más visibles durante la primera parte de la pandemia, en un grupo de correo electrónico donde hay los expertos autonómicos de la Ponencia de Alertas, que hace semanas que trabajan en un documento para la eliminación de las mascarillas. El popular médico preguntó si 15 días era un plazo adecuado para eliminar las mascarillas, pero los expertos rechazaron de pleno la idea. Así, defienden que las mascarillas, si desaparecen, lo tendrán que hacer después de los días de fiesta.

Choque con los expertos

Esta conversación electrónica, recogida por el diario 20 Minutos, ha sido vista por la Ponencia de Alertas como una consulta por parte de Simón en la que se ve claramente la intención del Gobierno de eliminar las mascarillas antes de día 14 de abril, el Jueves Santo. Mientras tanto, los expertos presentarán su propuesta técnica, que todavía están terminando, pero se desentienden de esta decisión. Hay que tener en cuenta que solo pueden dar sus consejos y sus opiniones, ya que la decisión final corresponde al Ejecutivo, y, por lo tanto, se puede ver como una decisión más política que sanitaria.

Este miércoles, 6 de abril, las autonomías y el ministerio se reunirán presencialmente en un Consejo Interterritorial en Toledo, y el presidente manchego y anfitrión del encuentro, Emiliano García Page, ya avanzaba hace unos días que la reunión se centrará en una "nueva reglamentación en torno a la mascarilla, que sería como entrar en la fase definitiva o más estable de la pandemia", siempre que no haya más variantes que puedan causar rebrotes masivos como ha pasado con la ómicron.

Votación en el Congreso

Con todo, hasta ahora el Gobierno se ha limitado a decir que la mascarilla caerá pronto. El problema, sin embargo, es que desde que Pedro Sánchez dijo por primera vez que se daban "las condiciones" para retirar esta protección, el 21 de febrero, ha pasado un mes largo y no se han dado más pasos. Ha llegado antes el fin del aislamiento que no la eliminación de las mascarillas en interiores. La última al hacer referencia ha sido la ministra Carolina Darias, que el viernes decía que faltaba "un día menos".

La semana pasada, las mascarillas ya fueron protagonistas en el Congreso, con la votación de una moción de Ciudadanos para instar al Ejecutivo a eliminarlas, en línea con la evidencia científica y el contexto epidemiológico. Esta no es vinculante, pero el PSOE votó a favor y el PP en contra, de la misma manera que el PNV. Resulta curioso, ya que autonomías como Madrid, presididas por el Partido Popular, son las que siempre se han mostrado más en contra de la obligatoriedad. El gobierno de Ayuso ya hace semanas que reclaman que formen parte del pasado.