Por primera vez, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha abierto la puerta a retirar la obligatoriedad de las mascarillas en espacios interiores. En la comparecencia posterior a la reunión con la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, Sánchez ha afirmado que, en el encuentro, ha compartido con Frederiksen "la condición necesaria para levantar la obligatoriedad de llevar la mascarilla", que es "tener un porcentaje de vacunación como el que tienen la sociedad española o danesa". Conviene recordar, de hecho, que Dinamarca es uno de los primeros países que ya ha levantado el uso de la mascarilla en interiores. En el Estado, el 81% del total de la población tiene la pauta completa, mientras que la tercera dosis ya ha llegado casi a la mitad de la ciudadanía española. En Dinamarca, el 81,7% de la población adulta tiene las dos vacunas y el tanto por ciento de personas con la dosis de refuerzo es más alto, ya que llega al 62%, según datos del Centro Europeo del Control de Enfermedades (ECDC).

Pedro Sánchez también ha precisado, sin embargo, que "esta puerta se abrirá cuando proceda", añadiendo que espera "poder abordar este debate próximamente" y "más bien que tarde" en la Conferencia Interterritorial de Salud. La retirada de las mascarillas en los espacios cerrados se producirá, ha apuntado el presidente del gobierno central, "cuando lo diga la ciencia y los profesionales sanitarios". A partir de este proceso de escucha, el también secretario general del PSOE ha indicado que su ejecutivo, "conjuntamente con las comunidades autónomas, tomarán las medidas que vayan en la línea de recuperar la esperada normalidad". Por otra parte, Sánchez ha enfatizado que "cada vez tenemos menos casos y la incidencia no para de bajar". De esta manera, Sánchez ha adelantado que la retirada de la mascarilla se acerca, una medida que ha llegado a más países, como Suecia o el Reino Unido. El último día de mes, Francia también la retirará, mientras que el mes de marzo Polonia hará lo mismo.

 

Sánchez se pronuncia sobre la guerra en el PP

Otro de los asuntos a los cuales se ha referido Pedro Sánchez durante su comparecencia es la crisis interna que vive el Partido Popular y que ahora mismo tiene a Pablo Casado contra las cuerdas. El dirigente socialista ha pedido que esta pugna acabe "como antes mejor" y ha recalcado que espera que "se aclaren las dudas" sobre posible corrupción que salpican la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. En todo caso, Sánchez ha aseverado que no interferirá "en la situación de ningún partido", pero que es importante que esta crisis "se resuelva por el bien de la democracia española y que aclaren las dudas sobre irregularidades y corrupción" porque "España necesita estabilidad".

Sobre la subida de Vox en las encuestas —algunas de estas ya sitúan a la formación de ultraderecha por encima del Partido Popular—, Pedro Sánchez ha indicado que eso "no es una buena noticia para ningún demócrata". Nuevamente, Sánchez ha alargado la mano a los populares ante las negociaciones para conformar un ejecutivo en Castilla y León: el socialista ha reiterado que, si el PP se compromete a establecer un cordón sanitario a Vox, "el PSOE está abierto a ofrecer esta alternativa".