Es uno de los juegos más antiguos que existen y sus beneficios son tantos que son muchos los que defienden que se integre dentro del currículum escolar. Se trata del ajedrez, cuya incidencia en el desarrollo cognitivo está más que demostrada, sobre todo, en los niños. Pero es que además, diversas investigaciones han demostrado que tiene efectos muy positivos en las funciones ejecutivas del cerebro.

Así lo demuestra, por ejemplo, una investigación llevada a cabo en la Universidad de La Plata, en Argentina, que analiza las diferencias de rendimiento cognitivo entre niños practicantes de ajedrez y no practicantes.

Piezas blancas

En primer lugar, es importante señalar que las funciones ejecutivas del cerebro son una serie de habilidades cognitivas necesarias para regular la conducta y que son precisas para desarrollar actividades complejas, como son el razonamiento, la toma de decisiones, la inhibición de la respuesta, la flexibilidad cognitiva, la memoria de trabajo, la planificación o la organización. Generalmente se asocian con una zona del cerebro llamada lóbulo frontal y gracias a ellas las personas pueden adaptarse a los diferentes contextos, planificar sus objetivos y orientar su trabajo hacia la consecución de una meta a partir de la integración de las diferentes informaciones disponibles.

El estudio

La investigación evaluó 65 niños escolarizados de 8 a 12 años de ambos sexos divididos en dos grupos de acuerdo a la práctica de ajedrez. El primero de ellos con 30 niños practicantes activos y el segundo, con 35 niños sin ninguna experiencia con el ajedrez. Las conclusiones evidenciaron diferencias significativas en todas las funciones ejecutivas analizadas a favor de los niños que jugaban al ajedrez, lo que demuestra que el juego podría utilizarse como estrategia efectiva para favorecer el desarrollo de los procesos ejecutivos en la niñez.

El ajedrez es también una herramienta terapéutica de gran efectividad en un grupo de niños –y adultos– que presentan problemas en sus funciones ejecutivas: los que padecen Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).

Niño ajedrez

En un estudio llevado a cabo por diversos hospitales de Madrid, se escogió a un grupo de niños con este trastorno para analizar los efectos beneficiosos del ajedrez. Se encontraron unas mejorías clínicas estadísticamente significativas tanto de los síntomas de falta de atención como de hiperactividad, tras 11 semanas de entrenamiento en ajedrez, concretamente en 44 niños y adolescentes con TDAH. Una mejoría que también se tradujo en la percepción de los padres, pues casi la mitad de los padres refirieron una disminución de la severidad del TDAH, del 30%.

Todos estos datos ponen de manifiesto los beneficios de poder incluir este juego como asignatura en las escuelas, un movimiento que cuenta con muchos adeptos entre padres y profesionales y que ya están llevando a la práctica en algunos centros escolares.