Con los horarios de trabajo, televisivos y de ocio, no es raro encontrar a muchas personas cenando a las once de la noche, poco antes de irse a la cama. Existen muchos condicionantes sociales que nos llevan a adoptar este horario que, como la ciencia viene demostrando, no es nada beneficioso para nuestra salud. El último estudio al respecto ha sido desarrollado por la Universidad de Pensylvannia y publicado en la revista Sleep Research Society, que forma parte de las publicaciones de Oxford Academics.

El estudio

Para llevarlo a cabo se escogió un grupo de personas sanas al que se le proporcionó tres comidas y dos bocadillos con la energía y los macronutrientes necesarias durante dos fases de 8 semanas cada una de ellas.

En la primera, llevaban a cabo las comidas entre las ocho de la mañana y las siete de la tarde. En la segunda, entre las doce del mediodía y las once de la noche. Todos tenían mantener un ciclo de sueño y vigilia entre las 23:00 y las 09:00 –que fue monitorizado– y debían limitar la actividad física. Se realizaron cuatro controles médicos: al inicio de la investigación, después de la primera fase, en la transición entre la primera y segunda fase, y al terminar la segunda fase.

En ellos se registró el peso, la grasa, el metabolismo energético y los marcadores hormonales. Una vez finalizado el estudio, los científicos pudieron comprobar que todos los parámetros que se midieron, entre los que también se encontraban el colesterol total, los triglicéridos, la glucosa y los niveles de insulina en ayunas, eran mejores una vez finalizada la primera fase que la segunda.

En conclusión, un horario de comidas diurnas promueve la pérdida de peso, un mejor metabolismo energético y mejores marcadores hormonales en adultos sanos de peso normal. Y lo contrario se puede decir de una alimentación más tardía.

Los horarios

¿Cuáles son entonces las mejores horas para hacer las comidas durante el día? Según la ciencia, lo más adecuado es desayunar entre las 7 y 7:30 de la mañana; tomar un snack sobre las 10:30; comer en torno a las 12:00 del mediodía, volver a merender hacia las 15:30 y cenar hacia las 18:30 de la tarde. Se puede volver a tomar algún alimento ligero poco antes de acostarse, pero nada que se parezca a una cena.

Es cierto que, para buena parte de la población, es muy díficil seguir este horario, pero por lo menos hay que tender a aproximarse a él. De esta forma mejora también calidad del sueño y se lucha contra el envejecimiento.

En cualquier caso, hay estudios que ya han demostrado que hacer la comida principal más tarde de las tres de la tarde tiene efectos perjudiciales para la salud. Como todo en la vida, es cuestión de hábitos.