Con el verano ya encima, hay que empezar a tener más cuidado con la exposición al sol, entre otras razones porque aumenta el riesgo de sufrir cáncer piel. El melanoma es un tipo de cáncer de piel que se desarrolla en las células productoras de pigmento de la piel llamadas melanocitos. Aunque solo representa alrededor del 1% de todos los cánceres de piel es el tipo más mortal, superando tanto a los cánceres de piel de células basales como los de células escamosas.

Según la Sociedad Española de Oncología Médica, en España se diagnostican al año más de 6.000 casos nuevos al año de melanoma de piel. Es uno de los tumores que más está aumentando en incidencia en Occidente, debido probablemente a los hábitos de exposición solar y quizá también a una mayor concienciación de la población que consulta más a sus dermatólogos ante aparición de lesiones en la piel.

El mayor contribuyente al melanoma es la exposición repetida y sin protección a los rayos ultravioleta (UV), no solo del sol sino también de fuentes artificiales como las cabinas de rayos UVA.

El melanoma maligno puede desarrollarse a partir de un lunar común, un lunar atípico o simplemente una mancha clara de piel. Su gravedad se debe a que, a diferencia de otros tipos comunes de cánceres de piel, puede invadir el tejido cercano y extenderse a otras áreas del cuerpo y provocar metástasis en los pulmones, el hígado, los huesos o el cerebro.

Asimismo, tener una gran cantidad de lunares también puede aumentar el riesgo de que alguien desarrolle melanoma, así como otros factores como tener la piel clara, pecas y cabello claro; antecedentes familiares o personales de cáncer de piel o melanoma, y ​​tener un sistema inmunológico debilitado, ya sea por enfermedad o medicación. Ser mayor y hombre también son factores de riesgo de melanoma.

Hay algunas formas diferentes de examinar los lunares para ver si son preocupantes. El primero se llama método ABCDE, que responde al siguiente acrónimo:

A: Asimetría, cuando un lado no se parece al otro lado.

B: Borde, cuando el borde es irregular o perforado en lugar de liso.

C: Color, cuando un lunar tiene varios colores, como marrón, negro, blanco o azul.

D: Diámetro, cuando un lunar tiene un diámetro superior a seis milímetros.

E: Evolución, cuando un lunar cambia de forma o apariencia con el tiempo.

MelanomaConocer las manchas en la piel puede ahorrar muchos disgustos

Si una biopsia de piel determina melanoma, es necesaria una acción rápida, ya que el tipo de cáncer de piel puede diseminarse muy rápidamente a otros tejidos y órganos. La cirugía es la principal opción de tratamiento para la mayoría de los melanomas y, por lo general, puede curar las primeras etapas de la enfermedad. Los tipos de cirugía incluyen la escisión amplia, cirugía de Mohs, disección de ganglios linfáticos, cirugía de melanoma metastásico y, en casos extremadamente raros, amputación.

Una vez que el melanoma se vuelve más agresivo, se pueden considerar otros tipos de terapia, como inmunoterapia, terapia dirigida, quimioterapia y radioterapia. La inmunoterapia utiliza medicamentos para reactivar su sistema inmunológico, con la esperanza de que destruya las células cancerosas de manera más eficaz. La terapia dirigida también usa medicamentos, pero en lugar de estimular su sistema inmunológico para que funcione a un nivel más alto, estos medicamentos rastrean las células cancerosas para tratar de destruirlas. La quimioterapia también actúa para destruir las células cancerosas al enviar medicamentos a través del torrente sanguíneo. También se puede considerar la radioterapia, que utiliza haces de rayos altos para destruir las células cancerosas.

Conviene tener muy claro que la prevención es clave cuando se trata de protegerse contra el melanoma y otros tipos de cáncer de piel. Y aunque algunos factores de riesgo no se pueden controlar, como la edad, sexo o antecedentes familiares, hay algunas cosas que puede hacer para ayudar a reducir su riesgo general.

En primer lugar, limitar la exposición a los rayos ultravioleta tanto como sea posible; eso significa utilizar protección contra el sol mientras está afuera y no exponerse innecesariamente. Al salir a la calle hay que protegerse la piel si es posible también con ropa, un sombrero y gafas de sol adecuadas.

También es importante hacer un seguimiento de la piel. Si se nota un lugar nuevo o cambiante, hay que acudir al dermatólogo para que lo revise lo antes posible.