No es difícil encontrar más de un artículo en el que se habla de los síntomas de la andropausia, la llamada menopausia masculina. Pero lo cierto es que, en la comunidad científica es un término muy discutido. Es cierto que, a partir de los 40 principalmente y de forma más acusada desde los 50, los hombres experimentan una serie de cambios que, en algunos casos, pueden compararse con los efectos de la menopausia en las mujeres.

Durante algunos años, se discutió acerca de si realmente era equivalente en ambos sexos, pero existen diferencias fundamentales. Aunque es evidente que el envejecimiento en el hombre provoca trastornos hormonales –básicamente una reducción de los niveles de testosterona–, esta disminución se produce en un periodo de tiempo largo. Un hecho distinto de lo que ocurre con las mujeres, que ven cómo sus principales hormonas reproductivas femeninas, el estrógeno y la progesterona, se reducen drásticamente en un periodo de tiempo corto. 

Hombre maduro

En algunos hombres, las gónadas, los órganos que producen las células sexuales masculinas, comienzan a envejecer y dejan de realizar bien su función. Pero solo afecta a un 3% en los primeros años de madurez, mientras que la menopausia es una parte natural del desarrollo sexual femenino.

También es verdad que esta cifra aumenta a medida que pasan los años, pero los médicos suelen diagnosticarlo como hipogonadismo de inicio tardío, al que se le define como un síndrome clínico asociado al envejecimiento del individuo y caracterizado por una serie de síntomas y una disminución de los niveles séricos de testosterona.

Los síntomas que aparecen en el caso de los hombres son sofocos, mal humor e irritabilidad, acumulación de grasa alrededor del abdomen y el pecho, pérdida de masa muscular, piel seca y sudoración excesiva. También se produce disminución de la libido y, con menor frecuencia, menos erecciones matutinas y disfunción eréctil. Asimismo se asocia con una sensación de pérdida de energía, dificultades para completar tareas físicas extenuantes, como correr o levantar objetos pesados y la sensación de que actos simples como arrodillarse o agacharse se vuelven más complicados.

A nivel emocional, puede aumentar la incidencia de la depresión y de los episodios de tristeza que siempre se ha pensado que tienen su origen en los cambios en el nivel de las hormonas masculinas. Pero lo cierto es que las últimas investigaciones apuntan a que la reducción de la testosterona que tiene que ver con la edad, no está tan relacionada con la caída emocional porque en este caso experimentarían los síntomas todos los hombres, cuando no es así.

Hombre triste

En este sentido, los expertos apuntan a que estos síntomas tienen más que ver con otro tipo de patologías, como las enfermedades cardíacas, la obesidad, la hipertensión o la diabetes, cuya incidencia aumenta de forma importante a partir de los 45-50 años. Si a esto se suman otros factores propios de la sociedad en la que vivimos, como la falta de ejercicio, el consumo de alcohol y tabaco o la privación del sueño, se produce una suma de circunstancias que inciden en la salud de los hombres.

En cuanto a lo emocional, además, se produce una común crisis de la mediana edad, en la que las personas se plantean una serie de aspectos acerca de su vida que les puede llevar a sentir más tristeza y ansiedad. Por lo tanto, más que una condición sine qua non del paso de los años, como es el caso de las mujeres, se debe a otros factores más diversos que pueden prevenirse en cierta medida –y no en todos los casos– con la adopción de unos hábitos saludables.