El ayuno intermitente ha sido la herramienta nutricional con más impacto en 2020 y va camino de alargarse también este año. Las búsquedas en Internet se han multiplicado y desde diversos ámbitos se está estudiando los beneficios de aumentar el periodo de ayuno durante el día y concentrar la ingesta en menos horas del día.

Recientemente, desde la UOC se ha puesto en marcha un estudio que analizará cuál es el impacto del ayuno intermitente en mujeres que han superado la menopausia. Su nombre es «Efectos del ayuno intermitente sobre el envejecimiento orgánico en mujeres posmenopáusicas», se desarrollará entre los años 2021 y 2023, con la participación de un centenar de mujeres reclutadas con la colaboración del Dr. Guillem Cuatrecasas Cambra, responsable del Servicio de Endocrinología y Nutrición de la Clínica Sagrada Familia y del centro CPEN.

Según se informa desde la Universidad, los objetivos del estudio son, por una parte, validar marcadores de envejecimiento en el contexto de la restricción calórica y, por otra, determinar si el ayuno intermitente provoca cambios en el envejecimiento de los órganos de mujeres que han llegado a la menopausia, es decir, cuando se produce el cese definitivo de la función ovárica. A partir de esta etapa, suceden una serie de cambios en el cuerpo de la mujer que afectan su calidad de vida, por ejemplo, aumenta de manera significativa la incidencia del síndrome metabólico, se incrementa el riesgo cardiovascular, y también se aceleran los procesos relacionados con el envejecimiento.

Mujer maduraLos cambios que producen el paso por la menopausia son notables en la salud de la mujer

Antes de que el estudio comience, los marcadores que se utilizan han sido previamente validados con ratones en el laboratorio de la Universidad de Leicester. Mediante su análisis, se podrá detectar la acumulación de células viejas en diferentes órganos y diferenciar entre tejidos viejos y jóvenes. “Sin marcadores adecuados que midan el envejecimiento celular en humanos, no podemos saber si una estrategia antienvejecimiento funciona. Nosotros hemos descubierto una serie de marcadores nuevos que creemos que se corresponden bien con el envejecimiento biológico de los tejidos en animales. Ahora queremos ver si funcionan también en humanos y usarlos para medir los efectos sobre el envejecimiento de los cambios en la dieta, que ya se ha visto que tienen un efecto positivo en mamíferos”, explica Salvador Macip, uno de los investigadores.

En una primera fase, se analizará el grado de envejecimiento de los órganos de las participantes mediante marcadores visibles en muestras de sangre. Para el estudio clínico, las pacientes se dividirán en dos grupos: el grupo control y el grupo intervención, que será sometido al ayuno. Todas las pacientes harán, durante un año, una dieta equilibrada con un número normal de calorías, pero baja en carbohidratos.

Además, el grupo intervención hará dieciséis horas seguidas de ayuno durante dos días a la semana (por ejemplo, cenarán temprano y no volverán a comer hasta la hora del almuerzo del día siguiente). Durante el periodo de ayuno, no podrán tomar alimentos, pero se les permitirá ingerir líquidos como agua, café o infusiones.

A las pacientes se les extraerán muestras de sangre antes de comenzar el estudio, seis meses después del inicio y, al cabo de un año, cuando termine. Además de los marcadores observables en el análisis de sangre, también se analizarán otros parámetros, como marcadores generales de salud y síntomas asociados a la fragilidad. Tal como explica Marta Massip, "con el ayuno se activan mecanismos reguladores hormonales y la autofagia, que es un mecanismo de "limpieza" celular mediante el cual se eliminan residuos que intervienen en el envejecimiento prematuro o incluso en determinadas enfermedades"

Mujer riendoSi el estudio aporta resultados postivos, las mujer postmenopáusicas podrán disfrutar de una mayor calidad de vida

Si la hipótesis de los investigadores es correcta, el ayuno intermitente podría implicar mejoras en el envejecimiento de los tejidos y erigirse como una intervención relativamente simple para mejorar la calidad de vida de las mujeres en la posmenopausia.