El creciente estrés que sufrimos en estos tiempos afecta negativamente al funcionamiento de nuestro organismo, y nos puede causar todo tipo de problemas que tienen su origen en el estado de alerta al que sometemos al cuerpo. Y más cuando el estado de estrés se cronifica y vivimos con él de forma continua. Una de las consecuencias de sufrir este padecimiento puede ser la aparición de problemas en el tiroides.

La tiroides es una glándula pequeña situada en la parte frontal del cuello que produce una serie de hormonas como la triyodotironina (T3) y la tiroxina (T4), que regulan aspectos como el metabolismo del organismo. Si su funcionamiento se ve afectado, puede tener importantes efectos sobre la salud.

La tiroides funciona en conjunto con las glándulas suprarrenales, ubicadas encima de los riñones y que también liberan una serie de hormonas de gran importancia como las sexuales o el cortisol. Cuando una persona sufre estrés, libera cortisol para preparar al organismo frente a lo que considera una amenaza. Pero cuando este se cronifica, impacta también en la tiroides y desacelera el metabolismo de su cuerpo. De hecho, por este motivo existe una relación entre el estrés y el aumento de peso.

Estresado

Cuando la función tiroidea disminuye en un momento de estrés, los niveles de las hormona triyodotironina (T3) y tiroxina (T4) disminuyen. Entonces se producen una serie de problemas, como el hipotiroidismo, la resistencia a la insulina y los problemas para equilibrar el azúcar en la sangre.

Un larga lista de síntomas

Es probable entonces que cuando se sufre un periodo de estrés continuado en el tiempo, se experimenten síntomas de hipotiroidismo, por eso es importante estar atentos para saber distinguirlos. Y no solo se limitan a los clásicos, como fatiga, aumento de peso, intolerancia al frío, disminución de la frecuencia cardíaca, movimientos y habla lentos, dolor articular y muscular, calambres y debilidad, estreñimiento, piel seca o cabello y uñas finas y quebradizas.

También pueden aparecer una disminución de la sudoración, hormigueo, colesterol alto, hinchazón en el rostro, pies y manos, insomnio, problemas de equilibrio y coordinación. Además, se suele presentar pérdida de libido, infecciones urinarias y respiratorias recurrentes, anemia y depresión.

Si no se trata, puede aparecer ronquera, frecuencia cardíaca lenta, pérdida de la audición y en el caso de los niños y adolescentes retraso en el desarrollo o pubertad tardía. El hipotiroidismo se desarrolla lentamente. Los síntomas pueden pasar desapercibidos durante mucho tiempo, varían mucho entre los individuos y a veces son iguales que los de otras afecciones, por lo que pueden llevar al engaño. Por eso es importante, visitar un endocrino si se sospecha de su presencia.

Estrés

Cómo tratarlo

El tratamiento suele consistir en controlarlo, no curarlo. Generalmente se receta tiroxina sintética, un medicamento que es idéntico a la hormona T4. Además, se aconseja aumentar la suplementación de yodo, un mineral esencial para la función tiroidea.

En cuanto al estrés, los mejores consejos para paliar sus síntomas son llevar una dieta sana y equilibrada, aumentar el consumo de frutas, verduras y proteínas, reducir el alcohol, la cafeína y el azúcar, dormir lo suficiente durante la noche, seguir unas rutinas durante el día y tomar medidas para ayudar al cuerpo a relajarse.