Existe bastante controversia acerca de si practicar deporte sin haber ingerido ningún alimento es beneficioso y ayuda a perder peso, o si por el contrario puede ser contraproducente. Los estudios en ocasiones muestran resultados contradictorios. Por ejemplo, un famoso estudio llevado a cabo en Túnez con hombres que estaban realizando el Ramadán concluyó que quemaban un 20% más de grasas que aquellos que habían ingerido alimentos.

Pero también se han publicado trabajos que apuntan a que si lo que se va a realizar es un ejercicio de mayor intensidad, y no tenemos nada en el estómago, nos va a costar más hacerlo y nuestro organismo puede sufrir las consecuencias. Otros, que la comida antes del ejercicio aumenta los niveles de azúcar en la sangre, dando al cuerpo combustible para aumentar la intensidad y la duración de un entrenamiento.

Corredores

Ahora un nuevo estudio publicado en el Reino Unido respalda la teoría de que el ejercicio en ayunas no solo no es nocivo, sino que en personas con obesidad es un excelente modo de perder grasa corporal. Así ha quedado de manifiesto tras analizar a un grupo de hombres obesos o con sobrepeso a los que se les puso a adelgazar haciendo ejercicio en ayunas a unos y a otros no. Aquellos que hacían ejercicio antes del desayuno quemaban el doble de grasa que los hombres que desayunaban antes de hacer ejercicio.

La razón es que hacer ejercicio sin la energía que proporciona la comida obliga al organismo a recurrir a los carbohidratos almacenados y, cuando desaparecen rápidamente, a las células grasas. Los músculos de los hombres fueron más sensibles a la insulina, la hormona que controla los niveles altos de azúcar en la sangre, reduciendo así el riesgo de diabetes y enfermedades cardíacas.

Para ponerse en marcha y lograr estos beneficios, lo mejor es crear una serie de rutinas que ayuden a que la práctica del ejercicio se convierta en un hábito. En primer lugar, la noche anterior hay que dejar todo preparado. La vestimenta y las zapatillas que se van a llevar, la pulsera para contar los pasos y medir el pulso, etcétera. Después hay que establecer la alarma a la hora acordada y ponerse manos a la obra.

Un buen consejo es ir todos los días a la misma hora. De esta forma, el cerebro se acostumbra y crea una rutina, porque espera que todas las mañanas ocurra lo mismo. Además, ayuda a convertir este hábito en algo automático que no cuesta prácticamente nada al cabo de unos días.

Cereales

También es importante prepararse antes de comenzar estirando los músculos y llevar la suficiente hidratación para no tener problemas. Por último, una vez terminado, es aconsejable tomar algún alimento rico en hidratos de carbono de absorción lenta, como unos cereales integrales, proteínas de alta calidad y una fruta y un lácteo. Lo ideal es realizar la ingesta unos minutos después de haber practicado el ejercicio lentamente.