En los últimos años, la comunidad científica viene estudiando los efectos del uso continuado de los videojuegos durante la infancia. Se sabe que pueden provocar cambios estructurales y funcionales en el cerebro, hasta el punto de que diversos estudios han descubierto el aumento del tamaño de algunas regiones o la activación de áreas relacionadas con las habilidades visoespaciales.

Algunas investigaciones han arrojado datos preocupantes, sobre todo en el ámbito de la atención. Por ejemplo, un estudio publicado en la revista Pediatrics concluyó que los niños de primaria que juegan a los videojuegos más de dos horas al día tienen un 67% más probabilidades de desarrollar problemas de atención.

Sin embargo, parece que no todo es negativo. Una nueva investigación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) ha demostrado cómo pueden producirse cambios cognitivos incluso años después, en la vida adulta. El estudio aparece publicado en Frontiers in Human Neuroscience y se basa en un análisis realizado en 27 personas de entre 18 y 40 años con y sin ningún tipo de experiencia con los videojuegos. 

Mandos de consola

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Según concluyen los expertos, aquellos que jugaron más antes de la adolescencia, incluso si ya no jugaban nunca, respondieron mejor a los ejercicios relacionados con la memoria de trabajo, que requieren mantener y manipular la información mentalmente para obtener un resultado.

En cambio, aquellos que no jugaron con los videojuegos de niños, no obtuvieron mejoras en el procesamiento e inhibición de estímulos irrelevantes y fueron más lentos que los que habían jugado de niños. No solo eso. Las personas que jugaban regularmente de niños obtuvieron mejores resultados en el procesamiento de objetos 3D, aunque estas diferencias se mitigaron después del período de entrenamiento en videojuegos, cuando ambos grupos mostraron niveles similares.

La investigación ha sido llevada a cabo por Marc Palaus, autor de una tesis doctoral al respecto dirigida por Elena Muñoz y Diego Redolar, investigadores del Cognitive NeuroLab de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UOC. Ambos fueron coautores del artículo publicado junto a Raquel Viejo, otra investigadora del grupo. 

Las conclusiones se basan en un mes de observación, en la que los expertos analizaron las habilidades cognitivas de los participantes, incluida la memoria de trabajo, antes de comenzar el entrenamiento en videojuegos, al final del entrenamiento y quince días después. Se utilizó un clásico de este mundo: Super Mario 64 de Nintendo.

Super Mario

Aquellos que jugaron más antes de la adolescencia respondieron mejor a los ejercicios relacionados con la memoria de trabajo

El estudio también incluyó 10 sesiones de estimulación magnética transcraneal, una estimulación cerebral no invasiva a través de la piel sin la necesidad de llegar al tejido cerebral que cambia temporalmente la actividad del cerebro. El objetivo era conocer si la combinación de videojuegos y este tipo de estimulación mejorarían el rendimiento cognitivo, pero no se produjo

También se estudió el fortalecimiento de las habilidades cognitivas, para lo que se utilizó un videojuego de aventuras de plataformas en 3D. Los investigadores concluyen que “los videojuegos son una receta perfecta para fortalecer nuestras habilidades cognitivas, casi sin que nos demos cuenta”.