Mientras la industria de los videojuegos sigue adquiriendo protagonismo en todo el mundo, se sabe poca cosa de los que, detrás de una pantalla, hacen posible el auge de este sector. Un nuevo estudio liderado por un equipo de investigadores del Grupo de Investigación en Aprendizajes, Medios y Entretenimiento (GAME) de la UOC centra ahora la mirada en la situación en que están los creadores de contenido españoles. "Los que se dedican a desarrollar videojuegos son miembros de un grupo profesional diverso que se intenta adaptar a las demandas de una industria frenética pero todavía desestructurada en que los grandes presupuestos están tanto como las condiciones de trabajo precarias", concluye un artículo reciente publicado en la Creative Industries Journal.

En el marco de un proyecto de investigación más amplio sobre la presencia y la influencia del juego digital en la sociedad actual, el artículo trata de cómo desarrolladores y productores de videojuegos experimentan y gestionan su trabajo y dan sentido. "Exploramos algunos de los mecanismos estructurales y subjetivos que dan forma a la organización profesional de la industria del juego digital en el contexto español, y lo hacemos prestando atención a los matices de las rutinas y las dinámicas profesionales tal como son vividas y narradas por los protagonistas", explica Amalia Creus, autora que encabeza el artículo.

Para analizar el fenómeno se hicieron entrevistas en profundidad con nueve profesionales de prestigio que actualmente se dedican a diferentes ámbitos del desarrollo de entretenimiento digital. Más adelante, estas charlas sirvieron de base para ilustrar la situación en que están los trabajadores del sector en el Estado español y, sobre todo, para poner de manifiesto cuáles son los retos a los cuales se enfrentan. Tres ejes temáticos estructuran el análisis: la etapa de formación y el inicio de la actividad profesional, las dinámicas profesionales y la relación en equipos de trabajo, y la percepción social de la profesión. La conclusión, a grandes rasgos, es que el sector sobrevive gracias a la pasión de los creadores y a pesar de la precariedad laboral a que se enfrentan. Para Jordi Sánchez-Navarro, coautor del artículo y uno de los investigadores principales del proyecto en el cual se enmarca el estudio, "es importante que uno de los focos de la investigación sean las condiciones de trabajo de los creadores de contenidos, porque aunque los videojuegos están muy presentes en la conversación social, los creadores son los grandes desconocidos del público general".

Límites en la academia e industria dividida

Uno de los principales problemas que atribuyen a los profesionales del sector es la falta de una formación reglada que permita un desarrollo profesional completo. La mayoría de los profesionales entrevistados, ahora expertos de referencia en el sector, provienen de estudios de la rama artística o humanística que tienen poco que ver con el desarrollo de estos productos de entretenimiento. De aquí viene que valoren que la aportación principal de su trabajo tiene que ver con la creatividad en el diseño y la ambientación de los videojuegos. Esta visión, sin embargo, choca con los reclamos de un sector que avanza a pasos de gigante con las nuevas herramientas tecnológicas como la realidad virtual. La irrupción de esta tecnología pone a prueba la capacidad de muchos profesionales para subsistir en el sector.

Esta cierta desconexión entre las necesidades del mercado y las aptitudes de los creadores de contenido se podría explicar, en parte, por la antigua falta de un currículum académico adecuado relacionado con el mundo de los videojuegos. Actualmente, sin embargo, la situación ha cambiado. Según enfatiza el estudio publicado recientemente, ante el evidente auge del sector, los cursos de especialización han crecido de manera exponencial. El problema que ahora se plantea es hasta qué punto la industria es capaz de absorber las nuevas generaciones de profesionales recién graduados.

Esta falta de oportunidades, además, se agrava en el contexto de un tejido industrial dividido. Por una parte, las compañías de grandes presupuestos lideran los proyectos más ambiciosos, con más recursos y en los cuales se da trabajo a más gente, pero también los más fragmentados y aquellos en que, según argumentan los mismos profesionales, se impone una falta de libertad creativa para desarrollar su trabajo y, además, una creciente presión laboral para obtener buenos resultados. En algunos casos se normalizan las jornadas laborales de doce horas para desarrollar un proyecto. En el otro extremo, como contrapeso de estas grandes empresas, también se ha observado una proliferación de pequeños estudios independientes en que los creadores de contenido pueden trabajar con más libertad. Eso, a su vez, suele ir acompañado de más inseguridad laboral.

Prejuicios y desconocimiento sobre videojuegos

Todo eso choca con una percepción errónea de la sociedad en general sobre el mundo de los videojuegos, muchas veces alimentada por prejuicios sobre este sector. Delante de eso, los profesionales entrevistados reclaman más divulgación sobre su tarea para así desmentir algunos de los mitos que persisten sobre su trabajo y, además, incrementar el reconocimiento social de la tarea que hacen.

Un aspecto interesante en este sentido es el análisis de cómo los avances tecnológicos, como elemento crucial en el desarrollo del sector, repercuten de manera directa en el trabajo de los desarrolladores y determinan la gamma expresiva y las experiencias que son capaces de ofrecer los videojuegos. Sin embargo, como indica Judith Clares Gavilán, coautora del mismo artículo, "a pesar del fuerte factor tecnológico de la industria, entre las personas entrevistadas prevalece la reivindicación del carácter fundamentalmente creativo de la profesión". Con esta perspectiva se pone el foco en la necesidad de documentar y difundir las funciones propias del profesional del sector, y de las diferentes etapas y tareas implicadas en el proceso de creación de un juego digital.

Ante este contexto convulso y fragmentado, el estudio plantea que la solución de muchos de estos problemas pasa por la profesionalización del sector, es decir, por un trabajo colectivo para "regular los roles y las funciones de los profesionales del sector, mejorar las condiciones laborales, invertir en el sector y en la promoción de la investigación sobre videojuegos".