El concepto de dieta saludable implica muchas preguntas. ¿De qué manera influye la situación geográfica? ¿O el género? ¿O el hecho de padecer una enfermedad? Otra pregunta que podemos hacernos es si, a medida que envejecemos, deberíamos cambiar nuestro tipo de alimentación.

Esta misma pregunta se la han hecho un grupo de expertos de la Universidad de Sídney, que se han dedicado a analizar los datos de 139.000 adultos australianos para comprobar la influencia de su dieta en la salud. Y más concretamente entre las enfermedades y patologías que se desarrollan a medida que pasan los años y las personas envejecen.

Hombre cuchara

En el estudio se han encontrado fuertes vínculos entre ciertos grupos de alimentos, pérdida de memoria y enfermedades cardíacas o diabetes. Por ejemplo, los científicos pudieron comprobar que el alto consumo de frutas y verduras estaba relacionado con menores probabilidades de pérdida de memoria y las enfermedades cardíacas. Otro resultado obtenido fue el de que el alto consumo de alimentos ricos en proteínas se asoció con una mejor memoria.

Un hallazgo más tuvo que ver con que las personas de 80 años o más con un bajo consumo de cereales corren el mayor riesgo de pérdida de memoria y enfermedades cardíacas. Por lo tanto, y según los expertos, sí que se puede producir una variación entre los alimentos recomendados y la edad de los individuos. En este caso, el consumo de cereales puede ser prescrito para la prevención de la pérdida de memoria y la enfermedad cardíaca en el caso de las personas muy mayores, lo que puede ser más contraproducente en otro grupo de edad.

El objetivo del estudio es personalizar la alimentación en función de las características de los individuos, uno de los asuntos en los que más se está investigando en los últimos años, y que va en línea de la llamada medicina personalizada, con la que se pretende ajustar fármacos y dosis según lo que necesite cada paciente. En el caso de la edad, parece claro, por tanto, que las recomendaciones alimenticias pueden variar, entre otras cosas porque el riesgo de padecer determinadas patologías también depende en gran medida de los años de cada individuo.

La pérdida de memoria, que se acentúa con el paso del tiempo, es uno de los principales síntomas iniciales para las personas que sufren demencia, que es una de las más importantes causas de muerte entre las personas mayores del mundo occidental. Las personas que la padecen tienen además de media entre dos y ocho patologías comórbidas (que ocurren al mismo tiempo) y que pueden acelerar el deterioro cognitivo y funcional.

Hombres comiendo

Las más comunes en el caso de la demencia incluyen enfermedades cardiovasculares, diabetes e hipertensión. Por lo tanto, la intervención dietética en la prevención y el manejo de las enfermedades crónicas, teniendo en cuenta el hecho de que las poblaciones mayores a menudo se enfrentan simultáneamente a múltiples afecciones crónicas, es un verdadero desafío para la medicina occidental, tal y como argumentan los expertos. Pero para determinar cuál es el mejor tipo de alimentación, es esencial contar con evidencia científica sólida que respalde una dieta eficaz para prevenir y controlar estas enfermedades.