La inflamación de los tejidos es una respuesta de nuestro organismo para hacer frente a un ataque patógeno, forma parte del proceso de curación y ayuda al cuerpo a combatir enfermedades. Sin embargo, una enfermedad del sistema inmunitario, una mala alimentación o unos hábitos de vida inadecuados puede conducir a una inflamación persistente o recurrente de bajo nivel lo que propicia la aparición de otras enfermedades y debe tratar de evitarse.

Existen evidencias de que una alimentación correcta pueden ayudar a controlar los síntomas.  En concreto, una dieta antiinflamatoria es aquella en la que prima la ingesta de las frutas y verduras, alimentos que contienen ácidos grasos omega-3, cereales integrales, proteínas magras, grasas saludables y especias. Por el contrario, se debe limitar todo lo posible el consumo de alimentos procesados, carnes rojas y alcohol. La dieta antiinflamatoria no es un régimen específico, sino más bien un estilo de alimentación. La dieta mediterránea y la dieta DASH son dos ejemplos de dietas antiinflamatorias

Algunos alimentos contienen ingredientes que pueden desencadenar o empeorar la inflamación, como ocurre en el caso de los productos azucarados o procesados. En cambio, los alimentos ricos en antioxidantes tienen un efecto contrario. Los ácidos grasos omega-3, que están presentes en el pescado azul, pueden ayudar a reducir los niveles de proteínas inflamatorias en el cuerpo. Lo mismo puede ocurrir con la fibra.


FrutaUna dieta antiinflamatoria puede servir como terapia complementaria para muchas afecciones que empeoran con la inflamación crónica, como por ejemplo, la artritis reumatoide, la psoriasis o el asma. También ocurre con la enfermedad de Crohn en el intestino, la colitis, la enfermedad inflamatoria intestinal, el lupus, la enfermedad de Hashimoto (que produce hipertiroidismo) y el síndrome metabólico, un conjunto de afecciones que suelen producirse de forma conjunta y que incluye la diabetes tipo 2, la obesidad, la presión arterial alta y las enfermedades cardiovasculares. Los científicos creen que la inflamación juega un papel muy importante en esto.

Para evitarlo se debe incluir una variedad de ingredientes saludables en la dieta.  Una dieta antiinflamatoria debe combinar productos ricos en nutrientes para proporcionar una gama de antioxidantes amplia. Además de las verduras y frutas, productos como el pescado azul y el aceite de oliva son fundamentales. También es aconsejable limitar el consumo de productos con gluten, al menos durante una temporada, porque tiene efectos inflamatorios.


Aceite olivaUna dieta vegetariana puede ser una opción para las personas que buscan reducir la inflamación. Los estudios confirman que los que la siguen tienen niveles más bajos de varios marcadores inflamatorios, porque hay evidencias que los productos animales pueden aumentar el riesgo de inflamación sistémica y resistencia a la insulina.