Aunque a lo largo de la vida, mantener unos niveles de ansiedad relativos es algo absolutamente normal, y puede llegar a ser útil para afrontar los retos del día a día, cuando no desaparece o crece en intensidad, las consecuencias para la salud pueden ser importantes.

Además de los trastornos psicológicos que pueden derivarse, otro tipo de consecuencias como el debilitamiento del sistema inmunológico, el envejecimiento prematuro, el insomnio, el cansancio crónico, los problemas dermatológicos, las enfermedades cardíacas o la disfunción sexual son también muy frecuentes en aquellas personas que sufren una ansiedad continuada.

En este sentido, el mejor consejo es acudir a un especialista para comenzar un tratamiento adecuado a cada persona, que puede incluir una terapia psicológica o la prescripción de medicación. Pero además de esas vías, llevar a cabo una serie de acciones durante el día pueden ayudar a bajar los niveles de ansiedad y fomentar la relajación corporal. Las siguientes son algunas de las técnicas más destacadas.

Ejercicios de respiración

Aprender a respirar correctamente y hacer ejercicios respiratorios relajantes tiene efectos muy beneficiosos para nuestro organismo. Ayudan a controlar la presión arterial y la frecuencia cardíaca. Una buena técnica es la respiración abdominal que consiste en tumbarse boca arriba, despejar la  mente, poner una mano en el abdomen y otra sobre el pecho, coger aire por la nariz y expulsarlo por la boca sin despegar las manos. Se pueden realizar de seis a diez respiraciones lentas por minuto.

Relajación muscular progresiva

Consiste en enfocar la mente en los distintos músculos del cuerpo, siguiendo un orden de abajo (las piernas) hacia arriba (el cuello) tensando lentamente durante cinco segundos y luego relajando cada grupo muscular otros treinta. Mientras, hay que ser consciente de las sensaciones físicas que produce el ejercicio.

Escuchar música y tomar una infusión caliente

La música tiene un efecto relajante sobre el cerebro que ha sido probado en numerosos estudios. Lo más adecuado es buscar una postura cómoda, poner una música relajante, destensar los músculos y cerrar los ojos. Si se puede acompañar con una infusión los efectos serán aún mayores.

La visualización guiada

Se trata de una forma de meditación que consiste en imaginar una escena en la que se sienta paz, alejando la tensión y la ansiedad.  Puede ser una playa, un bosque, un lugar que permanece en el recuerdo de cada persona… Hay que cerrar los ojos e imaginarse ese lugar intentando emplear los sentidos: verlo, oírlo, olerlo y sentirlo. Es aconsejable incorporar los máximos detalles sensoriales posibles.

Escribir

Para algunas personas, sentarse tranquilamente y ponerse a escribir sobre los sentimientos, el estado anímico o sobre lo que ha ocurrido durante el día es una técnica infalible para dejar atrás el estrés y la ansiedad. Es necesario crear una atmósfera que favorezca la relajación y no ponerse un límite de tiempo para hacerlo con tranquilidad.