La fermentación es un proceso por el que las moléculas de un alimento o bebida en concreto, por medio de la actuación de determinados microorganismos, dan lugar a otro tipo de moléculas que producen un compuesto orgánico distinto. Los alimentos y bebidas fermentadas tienen incontables beneficios: aportan vitaminas y minerales, favorecen la digestión, restauran y conservan la flora intestinal, impiden el crecimiento de organismo patógenos…

Por este motivo, en los últimos años se ha puesto de manifiesto la importancia de incluirlos en la dieta. Las siguientes son tres bebidas fermentadas que son muy beneficiosas para tu salud, aunque deberías consultar su consumo con el médico por si en tu caso concreto pudiera darse alguna contraindicación.

Kombucha

Té de Kombucha

El origen del nombre de esta bebida no está claro. La mayoría cree que proviene de una palabra japonesa que significa te de alga, aunque también hay referencias de que en realidad proviene del ruso con un significado similar: gran alga.

El caso es que es una bebida que procede de la fermentación del té dulce, a partir de bacterias y levaduras (hongos). Se puede adquirir directamente o fabricarlo de forma casera a partir de té, agua, azúcar y el hongo de la Kombucha, llamado scoby. Sin embargo, debido a los posibles riesgos de hacerlo manualmente (el agua debe estar filtrada, hay que mantener las condiciones higiénicas, no utilizar ningún productos que pueda alterar la fermentación…) es aconsejable comprarlo ya hecho para evitar posibles riesgos, sobre todo aquellos que no conozcan bien la técnica.

Los beneficios son múltiples: es un probiótico que mejora el microbioma intestinal, tiene propiedades antioxidantes, favorece la digestión, activa el sistema inmunológico y protege el corazón y las arterias.

Cerveza

Aunque se debe recomendar su consumo con moderación, lo cierto es que la cerveza fermentada es un alimento con propiedades muy interesantes para el organismo. Está elaborada con agua, cerveza y lúpulo y tiene un contenido calórico reducido, a pesar de lo que muchos pudieran pensar. Es tan antigua como la historia de la civilización, puesto que ya se conoce su uso en la antigua Sumeria. Desde entonces, es una bebida que ha acompañado al hombre hasta nuestros días.

Numerosos estudios han probado que tiene propiedades antioxidantes que actúan retrasando el envejecimiento de las células. Además, es buena para el sistema cardiovascular porque aumenta el colesterol bueno, aporta vitaminas del grupo B y silicio entre otros nutrientes, es digestiva y también tiene propiedades diuréticas.

Cerveza

Kéfir de leche

Hasta el Cáucaso hay que dirigirse para encontrar el origen de esta bebida, que trajeron unos pastores de estas montañas que transportaban leche que terminaba fermentándose debido a la acción de bacterias y levaduras, dando origen a esta bebida similar al yogur aunque de carácter más ácido.

Al igual que otras bebidas fermentadas, se puede fabricar de forma casera, aunque para personas no expertas es más recomendable adquirirlo ya preparado en tiendas especializadas. Sus beneficios son también importantes. Al igual que el resto, tiene propiedades probióticas, lo que lo convierte en un alimento muy bueno para mantener una flora intestinal adecuada, con lo importante que es esto para la salud en general de las personas. Además, mejora la digestión y previene enfermedades cardiovasculares y digestivas.