Preocupación y alarma es lo que destilan algunas de las portadas que se publican este domingo, aunque por cuestiones diferentes. Por una parte, destaca el grito de auxilio de Zapatero a Puigdemont que desvela a El Mundo, quien asegura haber accedido a las peticiones de ayuda del expresidente español al president en el exilio, pieza clave para la gobernabilidad del gobierno de Pedro Sánchez. Y la otra cuestión que inquieta a El PaísLa Vanguardia es el ascenso imparable de la extrema derecha, tanto al Estado español como en el resto de Europa, con el auge de Vox, que precisamente hoy "exhibe en Madrid sus alianzas internacionales" en el acontecimiento político denominado Europa Viva 25, que lleva por lema "empieza la reconquista", que se celebra en el Palacio de Vistalegre y en el que el partido de Santiago Abascal actuará como anfitrión en el de sus aliados de la ultraderecha de Europa y América, con la participación telemática de Javier Milei.

Los argumentos de Zapatero

Con respecto a las revelaciones de El Mundo, explica los movimientos discretos entre Zapatero, Puigdemont y el PSOE y detalla cómo el expresidente socialista intenta tranquilizar al líder independentista en Suiza ante los escándalos de corrupción que rodean el principal partido del Gobierno, y le pide el apoyo para mantener la gobernabilidad española y proteger el proceso de amnistía y los acuerdos pendientes. Todo eso, después de que este sábado, El Mundo publicara una encuesta en lo que aseguraba que la mayoría de votantes de Junts exige retirar ya el apoyo a Sánchez, mientras Puigdemont ultima la decisión de que tiene que tomar este otoño. En la información de este domingo, el rotativo conservador asegura que ha tenido acceso a los argumentos que Zapatero ha expuesto a los líderes de Junts en las últimas reuniones que han mantenido en las afueras de Zúrich, y a las que casi siempre ha asistido el expresidente en representación del PSOE, y en las que también han participado Jordi Turull y Míriam Nogueras.

Zapatero esgrime que "el procés interpeló el sentimiento patriótico de muchos estamentos del Estado, judiciales, policiales, de los Servicios de Inteligencia, y todos ellos dieron su respuesta, de aquí las dificultades de la aplicación de la ley de amnistía por parte del Supremo". El expresidente también trasladó la opinión de que "para que esta exacerbación del sentimiento patriótico en determinados estamentos se normalice calculo que quedan todavía tres años, cuando se cumplirán 10 del 1-O. El PSOE no ha podido hacer más, hemos aprobado la ley de amnistía, y hay que seguir apostando por el diálogo, que es la única solución", ha incidido Zapatero ante sus interlocutores.

Presupuestos y no a la 'ley Bolaños'

Asegura El Mundo que Zapatero, que dicen ha acudido acompañado de Juanfran Serrano, "antigua mano derecha" de Santos Cerdán, "ha intentado aplacar" a los independentistas, y les ha pedido ayuda para aprobar los presupuestos y la conocida como ley Bolaños. "Tenemos que hablar de los Presupuestos", clama Zapatero, aludiendo a la necesidad del Ejecutivo de que Junts brinde el apoyo necesario para sacar adelante unas nuevas cuentas públicas. El Mundo asegura que la réplica de los independentistas es "ir carpeta en carpeta, partido a partido" y recuerdan "la lista interminable de incumplimientos que atribuyen al Gobierno de Pedro Sánchez y a las exigencias de que Catalunya disponga de un poder judicial propio". Junts pide resultados, pero Zapatero pide paciencia, y le atribuyen estas palabras: "Queda el final de esta legislatura y el principio de la que viene. Lo que no se puede atribuir al PSOE es que no ha hecho todo el posible para que se aplique la amnistía y se solucione un problema que es exclusivamente político", les ha añadido, al mismo tiempo que los anima a esperar que el Constitucional resuelva el recurso "del prófugo", como se refiere El Mundo a Puigdemont. Así y todo, el rotativo afirma que "desde las filas independentistas sostienen que no aprobarán la ley Bolaños".

¿Quién hace crecer Vox y cómo se puede detener?

Y del grito de auxilio del PSOE en El Mundo, pasamos al grito de alerta de El País y La Vanguardia por el auge de la extrema derecha, que en España se traduce en un crecimiento de Vox que "agita el tablero político y pone en alerta al PP", titula el diario de Prisa en su portada. ¿"Quien hace crecer en Vox"?, "cómo se puede parar esta subida? se pregunta El País, que asegura que "el gobierno (español) y el PP se culpan por el ascenso de la ultraderecha, pero nadie parece tener una buena estrategia para frenarlo". El Gobierno cree que es Alberto Núñez Feijóo quien está abriendo la puerta a este crecimiento del partido de Abascal con el endurecimiento de su discurso y las posiciones derechistas que ha marcado en cuestiones como la inmigración. "Les está pasando el mismo que a nosotros con Podemos en 2015″, resume un ministro socialista. No sabíamos cómo hacerles frente, tenían la hegemonía del discurso, y se llevaban a todos a los jóvenes de izquierdas. Estuvieron a punto de conseguir el sorpasso en 2016, pero nos mantuvimos firmes a no ser iguales que ellos. Después vinieron las primarias de 2017, en las cuales Sánchez enarboló la bandera de la izquierda y de las bases enfrente de la cúpula del PSOE, y aquí Podemos ya no volvió a ser una amenaza real. Si PP copia a Vox para frenarlo, puede pasar por encima. Es un error de libro, pero no lo ven", remata a este ministro de quien no revelan la identidad.

La Vanguardia, por su parte, se fija más en el exterior, y titula que "la ultraderecha se dispara en Alemania y se afirma en Europa", mientras que en España "crece la expectativa electoral de Vox". El diario de los Godo pone el foco en el caso de la AfD y la involución que afecta a todo el escenario político europeo. Subraya como los partidos de extrema derecha dejan de ser circunstanciales y consiguen apoyo estructural, con grandes actos antiinmigración en Londres y el fantasma de los años treinta que vuelve sobre el continente. Los expertos consultados creen que la AfD ha conseguido posicionar como "el único salvador" y sabe explotar el miedo de la clase trabajadora, "que se sienten sistemáticamente desatendidos por el sistema y consideran que los refugiados y los que reciben subsidios públicos reciben más de lo que merecen", un sentimiento que se puede extrapolar a los ciudadanos de cualquier país europeo.

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