La semana que viene, el PSOE y el Partido Popular encaran una prueba de fuego para la gobernabilidad del Estado con la constitución de la Mesa del Congreso de los Diputados. El órgano rector de la cámara baja se vota el mismo día que se celebra la sesión constitutiva de las Cortes españolas, que tendrá lugar el jueves 17 de agosto. La votación de la presidencia del Congreso, figura que representa la tercera autoridad del Estado, dará pistas de las posibles alianzas que puedan construir Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo para intentar llegar a la presidencia del Gobierno, así como mostrará si ya hay bloques definidos.

Ambas fuerzas aspiran a liderar el órgano de gobierno del Congreso de los Diputados, pero les urge la complicidad de otros grupos para poder conseguirlo. El Partido Popular (137) tiene ligados los apoyos de Vox (33) y Unión del Pueblo Navarro (1), suma a la cual se añadirá muy probablemente Coalición Canaria (1). Estos 172 votos serían insuficientes para la mayoría absoluta, barrera que hay que superar para escoger a un presidente de la cámara en primera votación. Ahora bien, con estos números, el PSOE (121) requeriría los votos afirmativos del resto de partidos con representación en el hemiciclo —Sumar (31), ERC (7), Junts (7), Bildu (6), PNV (5) y BNG (1)— para revalidar el cargo que hasta ahora ha ostentado Meritxell Batet, siendo decisivo el papel de los juntaires. Las negociaciones, que se están llevando a cabo con discreción y que se han intensificado desde el jueves —el ministro de la Presidencia en funciones, Félix Bolaños, interrumpió sus vacaciones en Mojácar para arremangarse y cerrar los apoyos para una Mesa progresista—, evidencian que todo está en manos del soberanismo.

Los pronunciamientos de Sumar sobre la configuración de la Mesa del Congreso

A principios de la semana, se abría la posibilidad de incorporar al órgano rector de la cámara baja a algún miembro de una formación soberanista. Sumar, el socio con quien previsiblemente el PSOE intentará repetir un gobierno de coalición, ha defendido la incorporación de fuerzas nacionalistas en la Mesa y, dentro de la confluencia, también hay sensibilidades que han ido más allá y se han mostrado partidarias de que la presidencia sea para alguno de estos partidos y no para los socialistas. Los ejemplos más claros son Pablo Echenique (Podemos) y Joan Baldoví (Compromís), mientras que Enrique Santiago (PCE) tampoco lo descartó. En cambio, el portavoz del partido de Yolanda Díaz, Ernest Urtasun, daba por hecho que el liderazgo de la cámara lo tiene que tener un socialista, como también hizo Teresa Jordà (ERC) el jueves, día en que cuatro de los siete diputados republicanos entregaron las credenciales para completar el trámite para ser diputados. Aquel mismo día también fueron al Congreso a hacer lo mismo los siete representantes electos de Junts —que no quisieron hacer ningún pronunciamiento ni declaración a los medios— y también Félix Bolaños (que se reunió con los juntaires) y Rafael Simancas, que se ha encontrado con Esquerra y el BNG.

En el Partido Popular se siguen resistiendo a las reiteradas negativas del PNV a investir a Feijóo. Siguen sin ver imposible que los jeltzales voten en blanco a la hora de escoger a un presidente del Congreso para dar un toque de atención a Pedro Sánchez, un hecho que les acercaría a presidir el Congreso —el Senado lo liderarán seguro porque tienen mayoría en la cámara alta—. Los diputados del PNV apurarán el trámite para completar las credenciales para ser diputados e irán al Congreso el 16 de agosto, el día antes de la votación clave. En Génova también necesitarían los votos en blanco o nulos de Junts para conseguirlo. El jueves, el coordinador general de la formación conservadora, Elías Bendodo, abría la puerta a "hablar con todos" —en referencia a Junts—, pero "sin tragárselo todo". Ante el supuesto de que a partir del jueves haya presencia de algún diputado soberanista en la Mesa, cabe decir que no sería la primera vez que se produce esta circunstancia. De hecho, que los partidos nacionalistas estuvieran en la Mesa era recurrente hasta el año 2015: de las 15 mesas que ha habido en las legislaturas desde la Transición, Convergència i Unió ha formado parte de nuevo de ellas y el PNV, de tres.

Las mesas del Congreso que CiU y el PNV han integrado

Tal como se ha explicado, la Mesa del Congreso se configura el mismo día que se hace la sesión constitutiva de las Cortes. El órgano rector de la cámara lo integran nueve personas: el presidente o presidenta, cuatro vicepresidentes y cuatro secretarios. Primeramente, se vota la presidencia, para la cual se necesita llegar a la mayoría absoluta (176 votos). Si no se llega a este umbral, se celebra una segunda votación con los dos diputados que hayan obtenido más apoyos a la primera como únicos candidatos. Resulta elegido aquel que reúne más votos, de manera que es suficiente con una mayoría simple. Seguidamente, se elige de manera simultánea a los cuatro vicepresidentes. Cada uno de los 350 diputados solo puede escribir un nombre en la papeleta para votar y salen aquellos cuatro que han obtenido más apoyos por orden sucesivo. Más tarde, se sigue el mismo procedimiento para escoger a los cuatro secretarios. Eso hace que habitualmente formen parte de la Mesa los cuatro grupos parlamentarios con más escaños, o bien que haya algún acuerdo para que alguno de los principales grupos ceda algunos votos a uno de los más pequeños para que entren en este órgano. Por ejemplo, en la Mesa de esta última legislatura, la vicepresidencia tercera la tenía Unidas Podemos (35), que quedó por detrás de Vox (52), partido que tuvo la vicepresidencia cuarta. Para poder adelantar al partido de extrema derecha, el PSOE (120) dividió el voto: su vicepresidente primero fue elegido con 108 votos y la vicepresidenta tercera llegó a los 77.

Durante las dos primeras legislaturas (1977-1982), ninguna formación nacionalista formó parte de la Mesa, ya que se distribuía entre los principales grupos de entonces: Unión de Centro Democrático (UCD), el PSOE, Alianza Popular y el Partido Comunista de España. A partir de 1982, Convergència i Unió se convirtió de manera habitual en el tercer o cuarto grupo parlamentario con más diputados, hecho que les acercaba a la posibilidad de formar parte del órgano de gobierno del Congreso, así como algunos acuerdos con el PSOE o el PP. Y así pasó el 15 de julio de aquel año, cuando Josep Maria Trias de Bes se convirtió en el secretario cuarto de la Mesa. En la siguiente legislatura (1986-1989), repitió en esta responsabilidad. Trias de Bes todavía ascendió más entre el 1989 y 1993: CiU fue el tercer grupo con más escaños (18) y eso le permitió alcanzar la vicepresidencia cuarta de la cámara.

Las dos legislaturas posteriores (1993-2000), sin mayoría absoluta por parte del PP ni del PSOE, permitieron tener dos de las mesas con más presencia nacionalista: además de mantenerse CiU con la vicepresidencia tercera con Josep López de Lerma y Ramón Companys (de febrero de 1999 a enero del 2000), entró el PNV en la secretaría cuarta con Emilio Olabarría hasta 1996 y, después, con Joxe Joan González de Txabarri. El año 2000, la mayoría absoluta de Aznar hizo que el PP tuviera cinco de los nueve lugares de la Mesa, pero CiU se mantuvo con la vicepresidencia tercera en manos de Josep López de Lerma.

Cuando CiU tuvo la vicepresidencia segunda

La legislatura del 2004 al 2008, cuando José Luis Rodríguez Zapatero llegó a la Moncloa, fue la que marcó un hito. Los soberanistas no habían llegado nunca a un rango tan elevado dentro de la Mesa del Congreso: CiU ostentaba la vicepresidencia segunda, de la cual era titular Jordi Vilajoana. Más adelante, entre el 2008 y 2011, se recuperaba el escenario de dos miembros nacionalistas dentro de la mesa: Jordi Jané (CiU) como vicepresidente cuarto —sitio que ocupó, también, durante la legislatura de la mayoría absoluta de Mariano Rajoy— y José Ramón Beloki (PNV) como secretario segundo.

Desde el 2015, sin embargo, no ha vuelto a haber ningún diputado soberanista en la Mesa del Congreso de los Diputados. Principalmente, se explica por la irrupción de Podemos, Ciudadanos y Vox, que han tenido más diputados que las formaciones nacionalistas, hecho que les ha permitido entrar en este órgano. Con todo, en el histórico de miembros que han tenido las diversas formaciones en las 15 mesas del Congreso desde la Transición, CiU ocupa la cuarta posición con 9, solo superado por UCD/CDS (11), AP/PP (42) y el PSOE (48). Por su parte, el PNV tiene la octava posición con tres miembros. Entre CiU y los jeltzales, está el espacio de Unidas Podemos (9), Ciudadanos (6) e Izquierda Unida (4). Ahora, tanto el PP como el PSOE dependen de lo que hagan las formaciones soberanistas para tener la presidencia del Congreso y la del Gobierno. Sin estas, no hay gobernabilidad. El primer asalto llega el jueves y dejará más clarificadas las posiciones.