Indefensión, humillación, desprotección... Estos son sólo algunos de los calificativos con los que ha definido el litigio de Sijena el portavoz de la Plataforma de Entidades Culturales de Lleida y cuarto de la lista de Junts per Catalunya por Lleida, Xavier Quinquillà, que, en declaraciones a El Nacional, ha precisado que eso es "un abuso que llevamos años arrastrando".

Convencido de que "quien ha abierto la puerta del Museo ha sido el 155 y el alcalde [Àngel Ros]" y que "este es un conflicto político", Quinquillà ha querido dejar claro que "eso demuestra que se entra en unos niveles de frivolidad y de irresponsabilidad que no son admisibles", y todo derivado de la aplicación del artículo 155 de la Constitución, que define como "una barra libre" porque "sirve para todo", al mismo tiempo que alerta de que "quien lo aprobó lo sabía perfectamente".

Precisamente por eso, el candidato de JuntsXCat se ha lamentado de que "el litigio de Sijena tiene poco que ver con el patrimonio y mucho con la política", que se caracteriza por "la voluntad de humillación constante". Eso "ha generado un nivel de indignación popular muy bestia y un sentimiento de desprotección" porque no sólo el gobierno español gira la espalda a Catalunya, sino que su propio alcalde también lo hace, por mucho que después de que se llevaran las obras hacia Villanueva de Sijena soltara que "me arrepiento que se esté utilizando indebidamente el 155".

Y no sólo eso. Humillación tras humillación, la cosa no acabó cuando las obras llegaron al monasterio, sino que, una vez trasladadas, el presidente de Aragón, Javier Lambán, exigiera una indemnización por el mal estado de los bienes de Sijena. "Llegan y siguen humillando poniendo en duda la profesionalidad de los conservadores y de la propia Generalitat, es un no parar", sigue denunciando Quinquillà.

Cornudo y apaleado

El caso de Sixena, y la facilidad con que el gobierno de Mariano Rajoy ha movido de un lugar a otro un patrimonio histórico muy delicado, empieza a servir de precedente para reclamar otras piezas de arte. Es el caso de Galicia, que reclama a Catalunya dos esculturas "robadas", e, incluso, de los papeles de Salamanca.

Justamente por eso, Quinquillà ha querido subrayar que "compararlo con los papeles de Salamanca es surrealista" porque, ha explicado, "aquello era derecho de conquista y eso [las obras de Siena] se adquirió de una forma absolutamente legal, se pagó y hay una sentencia".

Ahora bien. A pesar de haberse pagado y haber sido obligados a trasladar las obras a Villanueva de Sijena, nadie ha dado ni un céntimo al Museo de Lleida, ni por los gastos de conservación y mantenimiento, ni tampoco por los portes de transporte, que se han tenido que abonar desde Catalunya. "Cornudo y apaleado", lo ha definido el portavoz de la Plataforma de Entidades Culturales de Lleida.

Y, aparte de ser cornudos y ser apaleados, en Lleida revivieron este lunes imágenes de la jornada del referéndum del 1-O con unos Mossos que, orquestados por el 155, "en vez de estar defendiendo la unidad del Museo, estuvieron pegando a la gente" y eso, asegura Quinquillà, "es muy duro como ciudadano". Unos Mossos que, además, iban acompañados de un operativo inmenso con decenas de furgonetas antidisturbios que custodiaban el camión que transportaba las obras de Sijena desde Lleida hasta Aragón.

Las irregularidades

"Si la justicia fuera realmente un órgano independiente y funcionara como tiene que funcionar, las obras ya no se hubieran ido". Quinquillà se ha vuelto a lamentar de la falta de separación de poderes en el Estado español, así como del hecho de que "hay un Estado que está actuando en contra de los intereses legítimos de los catalanes" porque "hay un recurso de casación en el Supremo y si se admiten todas las pruebas periciales, algunas que son totalmente contundentes y que desmontan totalmente la sentencia".

La reclamación de Aragón por el mal estado de las obras no tiene nada que ver con cómo se hicieron las cosas en Catalunya. "Este es un conflicto que tiene un origen político y que se le quiere dar esta continuidad dentro del conflicto político", ha querido dejar bien claro el cuarto de JuntsXCat en Lleida, al mismo tiempo que ha hecho un relato de cómo fueron las cosas para que quede sabido que los conservadores y técnicos del Museo de Lleida hicieron las cosas como tocaba.

Aparte de que todo el trabajo de embalaje "se hizo de forma escrupulosa" porque, según ha explicado, "intervinieron los conservadores y técnicos del propio museo, se hizo con todas las garantías, con notarios, filmando, fotografiando centímetro a centímetro todas las piezas". Es decir, seguramente fue el traslado "torpe" el responsable de que las obras llegaran en mal estado y deterioradas.

"Hay piezas, que son justamente las que llegan deterioradas, que son extremadamente sensibles, en concreto, son las que no se exponían, que estaban abajo en reserva, porque son piezas de alabastro que sufrieron el incendio en Sijena de 1936, y el alabastro cuando se somete a temperaturas muy altas se transforma en tiza y se deshace en los dedos, literalmente". Estas, pues, serían probablemente las piezas que llegaron en mal estado porque, para más inri, y tal como ha relatado Quinquillà, "cuando se subieron al camión se subieron sin ningún tipo de cuidado, como si fueran cajas de fruta, ellos quedaron absolutamente indignados y, cuando llegaron, había cajas que iban del revés".