La primera gran bronca entre los socios de coalición en el Estado ha sido del todo inesperada. No ha sido por la posición sobre Venezuela, donde han conseguido un cierto consenso, ni sobre la manera de hacer frente al conflicto político de Catalunya. Ha sido a partir de la ley de libertad sexual y contra las violencias sexuales, la del "sólo sí es sí". Era un proyecto compartido por los dos partidos, pero al fin y al cabo era el gran proyecto de Irene Montero, que consiguió arrancar las competencias de Igualdad a la vicepresidenta Carmen Calvo. Este hecho, así como que estuviera implicado el Ministerio de Justicia por la reforma del Código Penal, ha comportado todo tipo de reproches durante días. En una semana que culmina con el 8-M, ha habido informes cruzados e incluso acusaciones de machismo entre miembros del PSOE y Unidas Podemos. Después de la guerra abierta, los dos ministros implicados han tratado de coser las heridas. Pero hay versos libres que impiden cerrarlas.

Este miércoles el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, ha tratado de quitar hierro a la guerra interna del ejecutivo de coalición. "Los políticos hablamos demasiado, pero tengo la total garantía de la colaboración de todos los departamentos ministeriales", ha asegurado Juan Carlos Campo en una atención a los medios de comunicación. Y ha añadido en este sentido: "Saben que hay ministerios un poco más antipáticos, como Hacienda o Justicia, que nos ponemos tiquismiquis para que las leyes que salgan de un gobierno sean lo más perfectas posibles". La otra ministra implicada, Irene Montero, también trató de quitar hierro este martes.

La ministra de Igualdad también ha tratado de pasar página este miércoles. “Que a nadie le quepa ninguna duda de que este es un gobierno feminista”, ha defendido Irene Montero. “Precisamente por ser un gobierno feminista somos conscientes de que esas leyes que implican avances para el movimiento feminista tienen siempre un especial cuestionamiento, aunque con el paso del tiempo incluso sus más furibundos adversarios acaban reconociendo que han sido buenas para el país”, ha concluido.

Pero los reproches han continuado incluso al día siguiente de la presentación de la norma. El encargado de mantener viva la polémica ha sido el portavoz parlamentario de Unidas Podemos, Pablo Echenique. En una entrevista en Antena 3 este miércoles, Echenique ha criticado que "parece que haga falta que venga un machote y diga: 'te arreglo la ley'", en referencia al ministro de Justicia. Ayer era el vicepresidente Pablo Iglesias el que tildaba a Juan Carlos Campo de "machista frustrado".

Guerra de filtraciones

Las discrepancias, hasta hoy, han sido más privadas que públicas. Sin ir más lejos, mientras el Consejo de Ministros daba su visto bueno final a la norma del consentimiento sexual, fuentes del Ministerio de Igualdad denunciaban que "Calvo y Justicia pretendían paralizar la ley del sólo sí es sí". Incluso lo planteaban en términos casi bélicos, asegurando que "habían ganado la batalla a Calvo". E iban más allá, apuntando contra el ministro Juan Carlos Campo: "A este ministro de Justicia hace falta obligarle para hacer avances feministas, esta será una de las batallas esta legislatura".

Horas más tarde, este martes por la tarde, el Ministerio de Justicia contraatacaba, filtrando el informe de alegaciones técnicas a Igualdad, un documento de 26 páginas que avanzó la Cadena Ser. El departamento de Juan Carlos Campos advertía de una "inadecuada técnica legislativa", con "contenidos normativos que no requieren rango de ley". También ponían sobre la mesa que "no queda clara la delimitación con la ley integral contra la violencia de género", que había artículos duplicados de otras leyes vigentes e incluso recomendaba utilizar palabras que estuvieran recogidas por el diccionario de la Real Academia Española (RAE).

Los intentos de pasar página, o al menos no hacer aflorar en público las grandes discrepancias, han sido en vano. Ya este martes, desde la sala de prensa de La Moncloa, Irene Montero evitó de todas las formas posibles entrar en terreno pantanoso y esquivó las preguntas y repreguntas de los periodistas. La ministra de Igualdad pasó de puntillas por las tensiones internas causadas por este anteproyecto de ley, asegurando que es "muy robusto" porque se ha enriquecido del debate interno "sin alterar lo sustancial". Pero fracasó, porque pocas horas más tarde era Pablo Iglesias quien criticaba que "en las excusas técnicas hay mucho machista frustrado".