Sentido de estado. Con esta expresión ha justificado el Partido Popular su decisión de dar apoyo finalmente al alcaldable del PSC en Barcelona, Jaume Collboni, y frustrar los planes de Xavier Trias, ganador de las elecciones municipales del 28 de mayo. La operación, que ha fructificado gracias a la irrupción de un frente españolista con socialistas, populares y comuns invistiendo a Collboni, se ha acabado decidiendo en las oficinas de Madrid. Según se ha revelado, el coordinador general del PP, Elías Bendodo, telefoneó el jueves al secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán, y le ofreció el apoyo al candidato del PSC, Jaume Collboni, con la condición de que Ada Colau quedara fuera del gobierno de la ciudad. Un acuerdo discreto, pues, que ha contado también con el beneplácito del nivel más alto de poder, el del presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo.

Así se ha demostrado a partir de las declaraciones del gallego, que ha reivindicado la actitud de su partido. "El PP ha actuado con sentido de estado y buscando lo mejor para nuestro país, para Barcelona y para Catalunya", ha dicho, en una entrevista a ABC. Según él, eso supone hacer imposible un gobierno independentista de Junts y ERC en la segunda ciudad mayor del estado, y "sacar al populismo" de su principal bastión. Una de las exigencias de los populares para dar apoyo a Collboni ha sido, precisamente, que Ada Colau no formara parte del gobierno municipal. "Hemos actuado con responsabilidad y es una victoria para los españoles", ha defendido.

Desde la sede del PSOE, aseguran que hacía semanas que presionaban a Feijóo para que regalara sus votos a Collboni con el argumento de frustrar así al independentismo. Fuentes de la calle Ferraz se jactan de que la decisión final de los populares "ha sido obligada y a trancas y barrancas", pero Feijóo señala que Barcelona no es la única capital en que han actuado con este "sentido de estado". Y es cierto, porque para los populares esta definición también cubre la operación impulsada en Vitoria, la capital del País Vasco, donde EH Bildu ganó las elecciones municipales y soñaba con llegar a la preciada alcaldía por primera vez. Pero los cálculos numéricos lo han hecho imposible: los populares han regalado sus votos a un gobierno de coalición PSOE-PNV liderado por los socialistas en minoría con el único objetivo --como en Barcelona-- de imponer el mal menor y enterrar aquí la izquierda abertzale.

Ahora bien, estas alianzas puntuales no se tienen que entender como un precedente de una nueva etapa en las relaciones entre los protagonistas del bipartidismo español. "Lamentablemente, es imposible llegar a grandes acuerdos con el sanchismo. El sentido de estado que mostró ayer el PP a Barcelona o Vitoria no lo ha demostrado el sanchismo", ha criticado, poniendo como ejemplo el caso de Santiago de Compostela: en la capital gallega, el PSOE ha regalado sus votos a la candidata del nacionalista BNG, evitando así un gobierno liderado por el PP, que ganó cómodamente las elecciones municipales de la ciudad.

El independentismo, "cómodo en la confrontación"

La reacción furibunda del independentismo al pacto españolista a Barcelona no ha cogido a nadie por sorpresa. Xavier Trias, quien ya esperaba la alcaldía, ha sido el más contundente, explotando con uno "que os zurzan a todos" y reproches directos contra los protagonistas de la operación. Para Feijóo, esta actitud es de esperar, ya que el independentismo "está cómodo en la confrontación y el enfrentamiento". "Nosotros queremos justo lo contrario: superar la división y gobernar para todos los españoles. Y tomamos las decisiones pensando en lo mejor para los ciudadanos, no en la reacción de los independentistas", ha concluido.