El president en el exilio, Carles Puigdemont, y el conseller Toni Comín han llegado a la sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo a las dos menos cuarto de la tarde de este lunes. Eso ha estado seis meses después del 2 de julio, cuando se constituyó la Cámara y no pudieron atravesar la frontera entre Francia y Alemania.

Dentro del edificio los esperaban el president de la Generalitat, Quim Torra, y el del Parlament, Roger Torrent, encabezando una amplia delegación política con cuatro consellers y representantes de todos los grupos independentistas. En las puertas del Parlament, unos centenares de personas esperaban desde media mañana soportando el frío intenso de Estrasburgo.

Puigdemont y Comín han viajado directos desde Waterloo en dos coches. Han aprovechado el viaje para trabajar. Sólo han hecho una parada para poner gasolina y se han dirigido a un hotel próximo a la Cámara, donde les esperaban algunos colaboradores. De allí han ido directamente a la Cámara. Han entrado recorriendo los últimos 500 metros a pie, pasando por delante de los manifestantes que los han acogido con gritos de apoyo, hasta llegar al control de seguridad perseguidos por cámaras.

Dentro del edificio, ante una nube de periodistas, Puigdemont ha advertido que el Parlamento Europeo no puede mirar a otro lado ante el pulso político que se vive en Catalunya. Detrás suyo, algunos manifestantes levantaban carteles con la imagen de Oriol Junqueras.

El president ha asegurado que se encuentra feliz y satisfecho por su entrada en el Parlamento Europeo. Considera que este movimiento demuestra que el exilio era "el camino correcto para obtener victorias". "Mantenernos, resistir, plantar cara, no ceder ni un milímetro, hacer frente a las dificultades y, cuando hay oportunidades, aprovecharlas. Hoy es una oportunidad y la queremos aprovechar", ha explicado a ElNacional.cat.

Los dos políticos no han podido esconder la satisfacción por el revés que hoy ha tenido que encajar el Estado español contemplando cómo accedían a su escaño dentro del hemiciclo. Puigdemont incluso ha intercambiado bromas con su abogado, Gonzalo Boye. ¿"Qué? ¿He ganado alguna querella más"?, le ha preguntado con ironía.

A punto de entrar en el hemiciclo, Puigdemont ha asegurado que sabe qué viene a hacer al Parlamento, que ya lo advirtió en el 2017: ahora la Cámara europea no tendrá más remedio que escuchar Catalunya.

No ha sido fácil y sabe que tampoco lo será de ahora en adelante. Por eso, ante el suplicatorio anunciado por el juez Pablo Llarena, recuerda que a pesar de que salga adelante, seguirán siendo diputados. "Estamos preparados para librar esta batalla", asegura, a la vez que reclama al presidente español, a Pedro Sánchez, "coherencia" con el discurso que protagonizó durante la investidura en que se comprometió a desjudicializar la política.

A las cinco de la tarde, cuando Puigdemont y Comín han ocupado su escaño por primera vez, el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, ha anunciado que asumían el acta de diputado y que el escaño de Junqueras se mantiene vacante. Sassoli ha tenido que hacer callar dos veces al diputado de Vox que ha intentado interrumpir el pleno para denunciar la presencia de los dos eurodiputados independentistas. El martes, Puigdemont se podrá dirigir por primera vez a la Eurocámara.