Con la imposibilidad de proponer un candidato para la investidura por parte del rey Felipe VI, el escenario más probable es de una nueva convocatoria electoral. La Constitución dicta que pasados dos meses desde la primera votación de investidura se disolverán las Cortes. Es decir, el 2 de mayo a medianoche. El 3 de mayo el Rey firmará el decreto de disolución de las Cortes, el Congreso y el Senado, y se convocarán nuevas elecciones para el 26 de junio. Los movimientos de último minuto parecen improbables políticamente hablando; en la perspectiva legal, serían difíciles de gestionar, en caso de que se llegara a producir algún pacto que conformara una mayoría para que un candidato pase la investidura.

En virtud de la Constitución, el día 30 de abril sería el último en que se pudiera llevar a cabo la primera ceremonia de investidura que requiere mayoría absoluta. La Carta Magna indica que hacen falta 48 horas para la segundo pleno, en caso de que un candidato no pasara la primera. Es decir, que la segunda vuelta tendría que finalizar el día 2 de mayo. Si hubiera una hipotética mayoría absoluta, podría llegar a ser suficiente con un solo pleno de investidura el mismo día 2. Los preparativos se tendrían que acelerar al máximo. Si el candidato tiene que pasar con mayoría simple, entonces el primer pleno tendría que ser el día 30 de abril. 

Sobre la convocatoria del pleno de investidura, el caso catalán fue diferente. La ceremonia del president Carles Puigdemont se pudo hacer con 24 horas de antelación, no así en España, donde la figura del monarca implica que el trámite tiene que pasar también por él. El Rey puede actuar a través de dos procedimientos. El primero y por defecto, con la celebración de una ronda de consultas. El segundo, que los partidos se pongan de acuerdo y eleven al presidente del Congreso, Patxi López, una mayoría estable con que pasar la investidura del candidato. Este la elevaría al Rey, que podría emitir el comunicado, nombrándolo, y poniendo en marcha la maquinaria.

Imaginando un hipotético caso donde los partidos se hubieran puesto de acuerdo después de que el Rey emitiera el comunicado ayer por la noche, las palabras del jefe del Estado en el texto hubieran sido determinantes. Si el monarca da por cerrada la legislatura, entonces habría que haber convocado una nueva ronda, en los minutos, horas, posteriores al comunicado de anoche. A interpretación de los juristas quedaría si el siguiente fragmento hubiera sido conclusivo, o no:

“Después de valorar la información que le han trasladado los representantes designados por los grupos políticos que han comparecido en las consultas, ha constatado que no hay un candidato que cuente con los apoyos necesarios para que el Congreso de los Diputados, si ocurre, le otorgue su confianza”.

El plazo para convocar los plenos con suficiente antelación, a causa de los preparativos que hay que hacer, se acaba hoy a las 16h. Por lo tanto, ya no es de esperar ninguna pirueta final.