El Mundo de este jueves cosecha lo que sembró y destaca que el presidente del PP, Pablo Casado, apretó al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, utilizando el título de la portada del miércoles —era un buen título, la verdad—. Casado hace una metáfora mala ("una pizza recalentada ocho veces", no es muy brillante ¿verdad?) con la materia prima suministrada por el tabloide ultra. No fue de las cosas más notables que se oyeron ayer en la sesión de control del Congreso, pero pocos diarios resisten la tentación de hacer un Michael Jackson a la mínima oportunidad.

La mayoría de portadas abren con o destacan el hecho de que Pfizer es la vacuna estrella. Denominada técnicamente BNT162b2, esta vacuna se administra en dos dosis. La ha desarrollado BioNTech, un laboratorio alemán fundado por dos científicos nacidos en familias turcas emigradas a la república federal. Pfizer, la farmacéutica estadounidense que la desarrolla, fue fundada el siglo XIX por dos inmigrantes de origen alemán. Ahora, de todo eso depende la salud de Europa y del mundo. Es una bonita historia.

No es tan bonito, sin embargo, que las portadas olviden a los centenares de miles de trabajadores esenciales vacunados con AstraZeneca (AZ), que quieren saber qué pasará con la segunda dosis. Esta vacuna ha sido perjudicada por la decisión política de aplazar su administración, aunque la tasa de riesgo de producir trombos de AZ es parecida a la de otros fármacos de uso ordinario, como los contraceptivos, el ibuprofeno o el paracetamol, según la Agencia Europea del Medicamento. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, dijo este miércoles que tardaría un par o tres de días más en saber qué pasa con las segundas dosis de AZ. Quizás los diarios deberían criticar a la ministra, porque la decisión de aplazar AZ se tomó hace días y Darias debería saber qué hacer.

Problemas para el PP. Ningún problema para el emérito

Ara titula en tono de queja crítica o crítica quejosa sobre otro retraso: el del acuerdo entre ERC y Junts para hacer Govern. Ya hace dos meses que hablan y no hay nada. Con un mes debía haberles bastado, dice el diario. Tal vez. Las negociaciones no deben ser muy interesantes ni muy importantes si hacemos caso a la escasa presencia del tema en las portadas —Ara es este jueves una excepción—. Si salen, lo hacen en un rincón. Da la impresión de que no negocian nada o de que los negociadores protegen muy bien la sustancia de las conversaciones. También podría ser que el periodismo sea incapaz de enterarse de qué pasa o quizás es que no pasa nada. Un misterio.

Un asunto que tampoco se ve en portada alguna y que tiene bastante interés es el juicio por la caja B del Partido Popular. El tema tiene más miga, por ejemplo, que la muerte de Bernie Madoff, el estafador de Wall Street, sea dicho sin afán de comparar ni ofender. Las declaraciones de los primeros peritos ante el tribunal han sido nefastas para los intereses del partido, al ratificar que los llamados "papeles de Bárcenas" evidencian la existencia de una contabilidad paralela. En cambio, el rey emérito sigue recibiendo tratamiento business class del aparato judicial español, que lo investiga por presunto fraude a Hacienda. Dicen los fiscales del Supremo que no es necesario que declare, que no tiene ningún interés, según La Razón y sólo La Razón. Acabará siendo verdad lo que dice aquel gracioso: que cuando Juan Carlos muera no se podrá decir que pasa a mejor vida.

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