Este sábado compiten por la portada tres asuntos. El resultado de la cumbre europea sobre los precios de la luz y el gas; la decisión de Putin de concentrar la agresión militar en Ucrania en la región del Donbas, al este del país, y la confusión sobre la reforma de la ley de política lingüística para incorporar oficialmente el castellano como lengua vehicular de la enseñanza. Se lleva la mayoría de títulos principales la decisión de la Unión Europea de permitir a España y Portugal de intervenir los precios del la luz y el gas, que resumen bien El Periódico mientras aprovecha para colgar la medalla a Pêdro Sánchez, presidente del gobierno español. "Sánchez podrá bajar la luz", dice. Podía haber dicho "España podrá bajar la luz", que también entraba. No sospeches nada: es el estilo del diario de toda la vida hacerlo así, personalizado, directo y ciudadano, de la misma manera que nombraba "Felipe" a Felipe González en los años de la transición. La Vanguardia, siempre más de titular de traje y corbata, con estilo institucional y académico, lo explica así: "Bruselas permite una 'excepción ibérica' para limitar el precio del gas", que no es el tipo de lenguaje que utilizas en la conversación del desayuno con los hijos, con la amiga con que sales a correr o el colega del bar. A medio camino entre uno y otro se queda El País ("Sánchez logra que la UE le permita intervenir la energía") y El Mundo ("Bruselas consiente a España un 'trato especial' para bajar el gas"). ABC utiliza el verbo topar, que ahora se usa para decir "poner un tope", en este caso a los precios de la electricidad. También podría hacerse un estudio de por qué en los títulos se usa más "gas" que "electricidad". No hace falta: se utiliza la palabra más corta en la condición que los lectores ya sabrán añadir la electricidad en su cabeza. El País ha escogido la palabra "energía", quizá demasiado imprecisa porque tiene un significado mucho más extenso que gas y electricidad, y El Periódico pone "luz" porque es como decimos en la calle —el precio de la luz— y es el suministro de lo que los diarios hemos hablado más cerca que su precio se haya disparado estratosféricamente.

De la opción por los precios —por el bolsillo de los indígenas— sale perdiendo la invasión de Ucrania, justo el día que la ofensiva del ejército ucraniano consigue éxitos diversos en los contraataques iniciados esta semana. No sólo porque parece que vuelven a estar en disposición de recuperar Kherson, la tercera ciudad del país, sino porque Rusia ha anunciado que concentrará las operaciones en la región rusohablante del Donbas, que desde 2014 ya tenía medio ocupada vía milicias y mercenarios. Si se confirma, será un recodo decisivo de la guerra. Quiere decir que el temido ejército ruso se ve incapaz de ganar una guerra limpia y que funcionan la oposición militar sobre el terreno y la valentía de los ucranianos, sobre todo, y las sanciones impuestas por Occidente. A ver qué pasa. Los expertos dicen que Putin necesita una victoria que le sirva para hacer volver a casa al ejército agresor sin perder la cara. Podría ser el inicio de esse momento. Sólo ABC y La Razón abren con el tema, quizás porque el de los precios de la energía hace quedar bien a Pedro Sánchez y eso sí que no.

Los títulos principales de El Punt avuiAra son sobre la reforma de la ley de política lingüística. Los primeros para suavizar la portada de ayer, que era un toque de alerta a su público ("Castellano, por decreto," decía) con un título que transmite que aquí no ha pasado nada, todo está bien, y un aparato de subtítulos que presentan el acuerdo como el bálsamo de casi todos los problemas de la lengua catalana. Ara, en cambio, castiga a Junts con el segundo título seguido que señala a la formación política. Ayer ya dijeron en la editorial que es una maravilla la reforma legal pactada entre junteiros, republicanos, socialistas y comunes, de manera que el título de portada es lógico y coherente con la línea del diario.

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