Este viernes toca a El Periódico y el Ara hacerse eco del comunicado del Cercle d'Economia que, en la práctica, pide a Junts per Catalunya y a ERC que dejen de ser independentistas y renuncien a la unilateralidad a cambio de la amnistía. Al mismo tiempo, reclama "un gran acuerdo" de PP y PSOE con los partidos nacionalistas sobre las medidas de gracia y un nuevo modelo de financiación autonómica de carácter federal. En una entrevista en el Ara, el presidente del Cercle, Jaume Guardiola, concreta: "El Procés tiene que acabar con un nuevo Estatuto".

La entidad —un club de empresarios y ejecutivos mayoritariamente alineados con la filosofía del llamado Puente Aéreo— no se presenta a ninguna elección y ese pronunciamiento tiene el valor que tú quieras, como los pronunciamientos de Òmnium o de la Assemblea Nacional Catalana. Son entidades cuya representatividad no se juega en las urnas. Tienen la suerte de aparecer en las portadas, eso sí, aunque entre las portadas de los diarios y el país real hay una cierta distancia. La Vanguardia, que ya adelantó el jueves la posición del Cercle, publica este viernes un editorial donde reescribe y resume punto por punto "la nota de opinión" de la entidad.

El País publica este viernes en portada un título pequeño que muestra la clave interpretativa de estos movimientos: "El PSOE busca apoyos entre los empresarios para la amnistía". Da la impresión, sin embargo, que los socialistas persiguen otro objetivo: que los pronunciamientos de las patronales y clubs empresariales pesen sobre el ánimo de los partidos independentistas, especialmente de Junts, para que cedan en sus pretensiones. La presión está sobre toda la pista. También se hace correr, por ejemplo, la idea de que si los indepes no admiten que el referéndum del 1-O fue un delito, el Tribunal Constitucional no dejará pasar la ley de amnistía.

Por ahora, ni El País ni ningún otro diario osan ir tan lejos. Solo La Vanguardia promociona este argumentario, al que se añaden otras razones de cosecha propia. Uno de sus columnistas de referencia se explaya este viernes con una variante de aquel argumento/amenaza sobre la Catalunya errante por el espacio sideral sin ningún tipo de apoyo en Europa. La variante dice que hasta los estados de la UE que simpatizaban con el derecho a la autodeterminación de Catalunya —los bálticos— ahora ya no lo ven tan claro. Un grano no hace granero, pero ayuda al compañero y la estrategia de generar dudas entre los negociadores indepes no duerme ni descansa.

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